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Pavimentando para la austeridad

El Gobierno Federal prepara el camino para un menor gasto debido a la gran cantidad de alarmas encendidas en torno a la economía mexicana.

La Secretaría de Hacienda y Crédito Público envió la semana pasada los precriterios de política económica para 2016 al Congreso de la Unión. El documento especifica los pronósticos de las finanzas públicas y las líneas de acción de la política de impuestos, endeudamiento y gasto público.

5.2
por ciento es la tasa real anual a la que ha incrementado el gasto corriente del Gobierno Federal entre el 2000 y 2013, tendencia que se espera romper
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El Gobierno Federal prepara el camino para un menor gasto debido a la gran cantidad de alarmas encendidas en torno a la economía mexicana.

La Secretaría de Hacienda y Crédito Público envió la semana pasada los precriterios de política económica para 2016 al Congreso de la Unión. El documento especifica los pronósticos de las finanzas públicas y las líneas de acción de la política de impuestos, endeudamiento y gasto público.

Las medidas para mantener la estabilidad macroeconómica son el común denominador de los lineamientos de política económica: recorte de 135 mil millones de pesos al gasto, no aumentar impuestos y no recurrir al endeudamiento público.

Esto ocurre en un contexto donde se prevén menores ingresos petroleros y se estima un crecimiento en deterioro. Mientras tanto, desde octubre de 2014 economistas del sector privado encuestados por Banco de México han reducido su pronóstico de expansión mes a mes.

Estabilidad macroeconómica

La caída en el precio del petróleo y una mayor volatilidad en los mercados financieros se suman al problema del crecimiento como amenazas potenciales para México.

En este sentido, la Secretaría de Hacienda ha reiterado su intención de diferenciar a México respecto a otros países emergentes. La estrategia del gobierno mexicano reside en ofrecer estabilidad macroeconómica.

Para lograr este objetivo, ante la caída en los ingresos presupuestarios y la reticencia a incurrir en un mayor endeudamiento, la respuesta de política pública recae en la austeridad.

La promesa de Hacienda de no aumentar los impuestos en lo que resta de la administración, así como el compromiso de alcanzar un déficit cero para el 2017, orillan al gobierno a programar un ajuste de 135 mil millones de pesos al gasto público del siguiente año.  Esto pretende lograrse a partir de una revisión a fondo de todos los programas y gastos del Gobierno Federal.  Este enfoque, denominado base cero, busca recortar el crecimiento de 5.2 por ciento anual del gasto corriente registrado desde el 2000.

La Secretaría de Hacienda argumenta que de no aprobarse la reforma fiscal del 2013, el ajuste al gasto público tendría que haber todavía más alto en 360 mil millones de pesos. Para el 2016, el Gobierno espera que sus ingresos tributarios crezcan más del 10 por ciento anual, representando 11.5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).

No obstante, los críticos de la reforma centran sus preocupaciones en el crecimiento. Sostienen que la medida redujo las perspectivas de inversión de las empresas y el ingreso disponible de los consumidores en un entorno en el que el Gobierno pierde capacidad para impulsar la expansión económica.

La vida después del petróleo

México se encamina a reconocer su nueva realidad económica: el petróleo pierde fuerza como el principal pilar de la economía y el presupuesto público del país. Los precriterios de la Secretaría de Hacienda dan cuenta de este panorama.

Durante el mes de marzo, Luis Videgaray, titular de la Secretaría de Hacienda, dijo que el precio del petróleo podría no ser transitorio, de modo que el verdadero reto para la economía vendrá en 2016. 

El gobierno espera que los ingresos petroleros pasen de 6.6 por ciento del PIB en 2015 a 4.9 por ciento el siguiente año, una caída de 23 por ciento en términos de pesos.

Lo anterior se reflejará en una caída de 2.1 por ciento en los ingresos presupuestarios del Gobierno Federal.

Además, analistas del sector energético encuentran remotamente posible un retorno inmediato a precios petroleros por encima de los cien dólares.  De acuerdo a Emilio Lozoya, director de Pemex, el principal producto de exportación de México enfrenta una situación estructural. 

Hacienda espera que el valor promedio del barril de crudo en 2016 se encuentre alrededor de los 55 dólares, 24 dólares menos que el precio asegurado por las coberturas en 2015.

Sin embargo, las autoridades prevén un ligero repunte en la producción petrolera del siguiente año. El pronóstico de producción diaria promedio para 2016 es de 2.4 millones de barriles, un avance respecto a los 2.3 millones esperados para este 2015. Aún así, la cifra está lejos de alcanzar los 3.7 millones de barriles diarios registrados a mediados de la década de los 2000 e incluso se encuentra debajo de los 2.8 millones de barriles diarios producidos en 2014.  

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