Los malestares del peso parecen que están lejos de acabar. El tipo de cambio de la moneda frente al dólar tocó ayer un nuevo mínimo histórico al cotizar la divisa estadounidense en 16.59 pesos al menudeo.
Desde la semana pasada, el tipo de cambio ha establecido nuevos récords casi de manera diaria.
Analistas concuerdan que las divisas internacionales, sobre todo la de países emergentes y latinoamericanos, seguirán sufriendo las represalias del súper dólar en el mediano plazo. El lado positivo de esto es que la devaluación de las monedas puede significar un incremento en las exportaciones de los países y un estímulo para la economía.
De acuerdo con el diario The Wall Street Journal, el año pasado muchos países intentaban debilitar sus monedas para impulsar las exportaciones hasta el punto en el que se llegó a especular sobre una posible guerra de divisas.
Sin embargo, ahora que las coyuntura internacional abarató las monedas de la mayoría de los países emergentes, ninguno ha aumentado sus exportaciones.
Al contrario, Capital Economics apunta que las exportaciones en sí han disminuido 14.3 por ciento interanual en los tres meses hasta mayo, el mayor declive desde 2009.
Problemas externos
El peso lleva lidiando mucho tiempo con presiones externas. El principal motivo de la caída del peso se debe a las expectativas que inversionistas tienen sobre el alza de tasas en Estados Unidos, lo que haría más atractivas las inversiones en ese país.
Además, a esto se le debe añadir la presión que ciertos conflictos en economías emergentes han ocasionado. La crisis vivida en Europa por las negociaciones de la deuda griega y el desplome de los mercados bursátiles en China en las últimas semanas han provocado una mayor aversión al riesgo.
Cuando los inversionistas tienen miedo de experimentar pérdidas, mueven su dinero a países que consideran más seguros como Estados Unidos.
El peso es una de las monedas emergentes más utilizadas en el mundo debido a su gran nivel de liquidez, por lo que su depreciación es una consecuencia lógica de las circunstancias y no necesariamente un mal augurio para la economía nacional.
De acuerdo con el titular de la Unidad de Planeación Económica de Hacienda, Luis Madrazo, la volatilidad del tipo de cambio seguirá después del alza de la Fed que la mayoría de los economistas espera que suceda en septiembre o, a más tardar, a finales del año