¿Piketty tiene razón?

El 1 por ciento de los hogares estadounidenses más acaudalados concentran el 40 por ciento de la riqueza del país, de acuerdo a un nuevo estudio. La creciente brecha de desigualdad se ha vuelto una característica del capitalismo de nuestro tiempo, tal como lo argumentó el autor de ‘El Capital en el Siglo XXI’
Rodrigo Carbajal Rodrigo Carbajal Publicado el
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El gran mérito de Thomas Piketty es que logró poner la desigualdad al centro del debate económico. En el 2013 se publicó “El Capital en el Siglo XXI” en lengua inglesa. A partir de entonces se inauguró una nueva etapa en la discusión pública respecto a los efectos que han tenido la globalización y las políticas económicas de liberalización financiera y ortodoxia macroeconómica sobre la desigualdad de ingreso y de riqueza.

La tesis central de Piketty ha sido ampliamente criticada. A grandes rasgos sugiere que el capitalismo tiene una tendencia inherente hacia la desigualdad porque el rendimiento del capital es mayor que el crecimiento económico.

Sin embargo, bajo diferentes medidas, existe suficiente evidencia que respalda el argumento de que la desigualdad de ingreso y de riqueza se ha exacerbado en las últimas tres décadas.  La pieza más reciente que defiende esta postura de manera empírica es un documento de trabajo del economista Edward N. Wolff, publicado por el Buró Nacional de Investigación Económica (NBER, por sus siglas en inglés) bajo el título “Tendencias de riqueza de los hogares en Estados Unidos, 1962 a 2016: ¿se ha recuperado la clase media?”.

El ejercicio de Wolff, que utiliza datos de la Encuesta Financiera del Consumidor que realiza la Reserva Federal, plantea que el 1 por ciento de los hogares más ricos de Estados Unidos cuentan con el 40 por ciento de la riqueza del país. Asimismo, se estima que el 10 por ciento de los hogares más ricos concentran el 79 por ciento de la riqueza en Estados Unidos. En este estudio, la riqueza está definida como la diferencia neta entre el valor de los activos de un hogar y sus deudas totales.

40%
De la riqueza de Estados Unidos está concentrada en el 1 por ciento de los hogares más ricos del país
79%
De la riqueza de Estados Unidos está concentrada en el 10 por ciento de los hogares más ricos del país

Este nivel de concentración de riqueza no tiene precedente, al menos desde 1962, cuando empezaron a recopilarse los datos utilizados en el estudio. En los últimos tres años, la proporción de la riqueza en manos del 1 por ciento de los hogares más ricos ha crecido en tres puntos porcentuales.

Este fenómeno hace eco en la tesis de Piketty. El 10 por ciento de la población más rica de Estados Unidas controla el 84 por ciento de las acciones en circulación en Estados Unidos. Esto es particularmente relevante para la discusión de la desigualdad porque la última década estuvo marcada por una política monetaria que privilegió programas heterodoxos de compra de activos cuyo principal efecto fue una revaluación sustancial en el precio de las acciones.  Las acciones de los bancos centrales han sido la principal respuesta de política económica  a la crisis global de 2007-2008 en la última década. En este periodo, el índice accionario S&P 500 ha crecido 91.38 por ciento, un rendimiento muy por encima de la tasa acumulada de crecimiento económico de los últimos 10 años.

84%
De las acciones en circulación en Estados Unidos se encuentran en manos del 10 por ciento de los hogares más ricos del país
91.38%
Ha crecido el índice accionario estadounidense S&P 500

La desigualdad es un fenómeno global

La creciente brecha de desigualdad es una tendencia que trasciende las fronteras de Estados Unidos. Branko Milanovic, un economista serbio-estadounidense, que es considerado como una de las voces más autorizadas en este tema, argumenta que se trata de un fenómeno global que comparte las mismas causas subyacentes.

La OCDE calcula que el aumento de la desigualdad le costó a sus países miembro al menos cinco puntos porcentuales de la tasa de crecimiento para el periodo 2000-2015. Dentro de la organización, México es el segundo país con el peor nivel de disparidad de ingreso.

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