El proyecto de presupuesto de la administración de Donald Trump apunta a un giro radical en Estados Unidos, al elevar el gasto en la defensa a costa de los fondos de los otros departamentos.
De esa forma, el primer presupuesto del presidente estadounidense podría llevar al mayor desmantelamiento del gobierno desde el gobierno de Ronald Reagan.
Al respecto, basta citar la reducción de los recursos para el Departamento de Estado, para la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés); así como para el gasto en investigación y desarrollo.
La semana pasada, la Casa Blanca lanzó el proyecto de presupuesto para 2018, que impulsa un millonario apoyo a las fuerzas militares de ese país y fortalece la seguridad interior.
El borrador del presupuesto que el equipo de la administración estadounidense hizo público, y que empezaría a ejercerse el primero de octubre, refleja el tono nacionalista y militar de la era Trump. La propuesta ha sido turnada al Congreso, que deberá discutir su aprobación final.
El director de la Oficina del Presupuesto de la administración de Trump, Mick Mulvaney, señaló que el presidente instruyó gastar menos dinero en la gente de fuera y más en la de casa.
“Es un presupuesto de poder duro, no blando, y es algo intencionado. Éste es el mensaje que queremos enviar a nuestros aliados y adversarios”, agregó en rueda de prensa.
En términos generales, el proyecto de presupuesto se redujo 1.2 por ciento con respecto al anterior, aunque la economía estadounidense registra números positivos de crecimiento y empleo.
La mayor tajada del reparto del pastel presupuestal se la lleva el gasto en defensa, que registra el crecimiento más relevante en una década, con 52.3 mil millones de dólares, lo que representa un alza de 10 por ciento. El rubro de seguridad interior creció 2.8 por ciento.
En contraste, los recursos para la EPA presentaron una caída de 31 por ciento; el presupuesto asignado para el Departamento de Estado, que coordina los programa de asistencia en el exterior, se redujo 29 por ciento; el del empleo un 20.7 por ciento; mientras que el transporte cayó 12.7 por ciento.
Los perdedores del presupuesto
El presupuesto del gasto federal es discrecional en varios sentidos, no incluye los intereses sobre la deuda nacional o programas de derechos como el seguro social.
Sin embargo, del documento se pueden rescatar algunos temas como el recorte al gasto en ciencia y tecnología, que fue ampliamente criticado. Existe un consenso respecto a los beneficios, económicos y políticos, que este gasto significa.
Noah Smith, ex profesor de finanzas en la Universidad de Stony Brook y columnista del portal Bloomberg, argumenta que el documento fue titulado “America First: un plan de presupuesto para hacer a América grandiosa de nuevo”, pero gran parte de la propuesta contradice esa idea porque el apoyo a la ciencia y tecnología es clave para una nación moderna y rica.
Es difícil que el país avance si la productividad va en picada, como en la última década.
En ese sentido, el gasto federal en investigación en Estados Unidos juega un rol relevante para mantener el nivel de productividad y por ende el del crecimiento económico.
Además, el presupuesto de Trump ignora la advertencia del secretario de la Defensa, James Mattis, de que el cambio climático representa un riesgo de seguridad nacional.
Otro sector que resultaría afectado es el gasto de los Institutos Nacionales de Salud.