Rechazo a la austeridad

En Europa, región que se encuentra al borde de su tercera recesión en los últimos cinco años, las protestas en contra de las políticas de austeridad que han dominado en la región desde la crisis del 2008 se escuchan cada vez más fuertes, dividiendo gobiernos e incrementando la tensión entre las mayores economías de la región.

Para México, que también ha vivido un periodo de bajo crecimiento y muestras de subejercicio en el gasto público, la experiencia europea quizá debería resultar ilustrativa, ofreciendo lecciones sobre qué hacer y qué no hacer.

Rolando Hinojosa Rolando Hinojosa Publicado el
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por ciento es la tasa de inflación en la Unión Europea, razón por la que especialistas piden que las autoridades activen la economía con políticas expansionistas
Mientras que las autoridades fiscales y monetarias de Alemania apoyan la austeridad como la mejor manera de restaurar la confianza en Europa, en Francia, el presidente dio un revés a estas políticas
http://youtu.be/tS36SLIVApo

En Europa, región que se encuentra al borde de su tercera recesión en los últimos cinco años, las protestas en contra de las políticas de austeridad que han dominado en la región desde la crisis del 2008 se escuchan cada vez más fuertes, dividiendo gobiernos e incrementando la tensión entre las mayores economías de la región.

Para México, que también ha vivido un periodo de bajo crecimiento y muestras de subejercicio en el gasto público, la experiencia europea quizá debería resultar ilustrativa, ofreciendo lecciones sobre qué hacer y qué no hacer.

El más reciente ejemplo del rechazo europeo a la austeridad se presentó ayer, con la disolución del gobierno del primer ministro francés, Manuel Valls. 

La renuncia de Valls, quien dejó el puesto después de menos de cinco meses, se debió a tensiones entre él y el ministro de economía francés, Arnaud Montebourg, respecto a la efectividad de las políticas de austeridad para solucionar los problemas económicos del país.

Mientras que Valls apoya la continuación de la austeridad para corregir la situación fiscal de Francia y restaurar la confianza en su economía, Montebourg ha vuelto público repetidamente su rechazo de estas políticas. 

En entrevista con el diario Le Monde, Montebourg indicó que “la prioridad debe ser salir de la crisis, y la reducción dogmática de los déficits debería venir después”, agregando que “Alemania está atrapada en una trampa de austeridad que le está imponiendo al resto de Europa”.

La postura de Montebourg difícilmente sorprende al considerar que mientras la austeridad ha seguido en vigor, Francia registró cero por ciento de crecimiento económico durante el segundo trimestre del año, después de un 2013 con un nivel de crecimiento igualmente decepcionante.

Francia vs. Alemania

Más allá de un conflicto interno en el gobierno francés, la decisión de Valls es un reflejo de las tensiones entre las dos mayores economías de la zona euro: Alemania y Francia. 

Mientras que las autoridades fiscales y monetarias de Alemania continúan apoyando la austeridad como la mejor manera de restaurar la confianza en Europa, en Francia el presidente François Hollande dio recientemente un revés a estas políticas.

El miércoles de la semana pasada, Hollande declaró que las políticas de austeridad que Francia ha sido obligada a adoptar han vuelto imposible de lograr un nivel de crecimiento económico que reduzca su nivel de desempleo, que supera una tasa del 10 por ciento.

Y que, por lo tanto, el país dejaría de buscar su objetivo de reducción de déficit para este año y lanzaría nuevos programas de estímulo económico para intentar corregir la situación.

BCE presionado

La postura de Hollande puede verse más ampliamente como un rechazo al dominio de Alemania en las políticas de la llamada troika, el trío de prestamistas que mantuvieron a la Unión Europea (UE) en pie durante la crisis: la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo (BCE).

Esto pone más presión sobre el BCE, cuyo presidente, Mario Draghi, declaró recientemente que se “usarían todos los instrumentos disponibles” para combatir el peligro de la deflación en la zona euro, dando indicios de un cambio de discurso.

En el pasado, el BCE se ha rehusado, en parte gracias a la oposición del influyente banco central alemán, a utilizar programas de relajación cuantitativa como los utilizados por la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra para estimular sus economías.

Pero medios como The Economist han criticado al BCE por esto, ya que mientras que Estados Unidos y Reino Unido se recuperan poco a poco, la UE ha visto estancado su crecimiento y su inflación se encuentra en el peligrosamente bajo nivel de 0.4 por ciento.

De esta forma, el dominio de la austeridad, tanto fiscal como monetaria, en Europa parece estarse debilitando velozmente. 

Sin embargo, su mayor partidario, Alemania, no ha mostrado señales de corregir el curso, incluso subrayando su compromiso con la austeridad en respuesta a la situación política en Francia

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