En México el acceso al servicio de salud se ha vuelto un privilegio. En la actualidad, 68 millones de mexicanos no cuentan con seguridad social, según la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).
Para resolver esta situación se requiere del trabajo conjunto entre instituciones públicas y privadas, pero este sector se ha rezagado pues hasta la fecha no existen iniciativas concretas que resuelvan la grave situación que viven millones de mexicanos.
Muchas de las instituciones públicas presentan un atraso en su esquema de trabajo, ya que intentan resolver las enfermedades de la misma manera y bajo el mismo costo que se hacía hace 10 años.
Judith Senyacen Méndez, coordinadora del área de salud y finanzas públicas del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), asegura que las enfermedades más comunes en la actualidad, como hipertensión, diabetes y cáncer son crónicas degenerativas, contrario a los padecimientos infecciosos que se solicitaban hace algunos años.
La preferencia de las personas antes se encontraba en los sistemas de salud pública como el IMSS, ISSSTE o el Seguro Popular, sin embargo, la calidad en la atención y el servicio disminuyó por la falta de espacios, tiempo, personal, así como medicamentos.
Esto provocó que las personas migraran del sistema público, al grado de que hoy 40 por ciento de la población que cuenta con seguridad social prefiere asistir a otro tipo de servicio sin importar si tiene que pagar más. Otras más, y para no gastar, optan por la automedicación corriendo el riesgo de agravar su padecimiento.
Nuevas tarifas
El IMSS actualizó los costos unitarios de atención médica a los no derechoahabientes. Los nuevos precios fueron publicados en el DOF y el precio se ajustó tomando como referencia los datos de 2016, 2017 y de diciembre de 2018, además de los padecimientos que con mayor frecuencia presentan los mexicanos.
A pesar de que el instituto asegura que los precios van acorde a los del mercado, el nuevo panorama prevé que los pacientes no estén dispuestos a pagar esa cantidad por un servicio saturado y prefieran acudir a un consultorio privado en donde puedan ser atendidos de manera eficiente y se les ofrezcan una mejor calidad.
Judith Senyacen precisa que el sistema privado de salud ha mostrado un crecimiento exponencial de 200 por ciento y con esto es probable que la tendencia se mantendrá al alza, debido a que los mexicanos pagarán más por el mismo servicio que pueden encontrar en consultorios privados.
“Los servicios públicos deben estar acorde a lo que un mexicano puede gastar en su salud, existen muchos factores que frenan esa posibilidad. Una consulta en el sistema privado fluctúa entre los 600 y 700 pesos, lo mismo que les cuesta a los que buscan atenderse en el IMSS”.