El nuevo capítulo de la novela fiscal en Estados Unidos se trata del “sequestration”, como los estadounidenses bautizaron a las nuevas medidas comparadas a un secuestro del presupuesto fiscal.
Con el afán de impulsar un acuerdo en referencia a su política fiscal, legisladores en Estados Unidos impusieron una serie de notorios recortes en el gasto gubernamental y aumentos en impuestos que entrarían automáticamente si no se llegaba a un acuerdo.
Supuestamente, el primero de enero de este año, más de 85 mil millones de dólares en reducciones gubernamentales obligatorias deberían de haber tomado efecto.
Al no poder solucionar la situación a tiempo, los legisladores decidieron aplazar dos meses más la fecha para que esos recortes entraran en vigor, mientras acordaban una mejor solución.
Se estima que al entrar esos recortes se perderían más de 750 mil empleos y se impulsaría a la economía estadounidense hacia una nueva recesión. Tanto analistas estadounidenses, como de la comunidad internacional, han catalogado tales acciones irresponsables y ridículas.
La administración del presidente Barack Obama anunció el viernes que buscará hacer una nueva extensión por seis meses, con lo que se saltaría el fin del año fiscal y crearía un nuevo capítulo en la saga fiscal de Estados Unidos.
Topes, no recortes
Diseñados para inflingir daño político en caso de suceder, los recortes automáticos han sido llamados por muchos como indiscriminados y absurdos.
Un caso es la reducción a los presupuestos de ciertos programas de educación.
Bajo este presupuesto no se podrá pagar la estancia en maternidad de muchos niños en pobreza, o algunos servicios de seguridad en los aeropuertos.
También se recortará el presupuesto destinado a apoyar a los desempleados, así como el gasto de defensa. Quizás en este último rubro es donde los miembros del Congreso más les duele sacar la tijera.
Según estimaciones de Bloomberg, una de las empresas más importantes de defensa tiene operaciones en 48 de los 50 estados, por lo que prácticamente ha amenazado a todos los congresistas con despedir empleados de sus distritos.
El caso es parecido para todas las empresas dependientes directamente del gasto, como aquellas en el sector de salud o defensa, que han hecho lo posible para evitarlos.
Otros incluso han calculado la serie de posibles consecuencias que tendrían los recortes en otras áreas de la economía.
Por ejemplo, recortar el presupuesto para controladores de tráfico aéreo significa que los aeropuertos tendrán que recibir menos aviones, lo que podría afectar a las comunicaciones y a su vez a otras empresas.
Sin embargo, no todos comparten la visión apocalíptica, generando un interesante debate en cuanto a la importancia de los recortes.
Muchos otros argumentan que se trata de un tope a gasto más que un recorte, aún y cuando en la práctica se sienta como tal, y que este es demasiado pequeño como para afectar el funcionamiento de la economía.
Si bien se sentirán filas más largas en aeropuertos u otros problemas menores, algunos economistas opinan que pocos se darán cuenta de los recortes pues estos son apenas un minúsculo porcentaje del gasto planeado durante el 2013.
La realidad es que depende con la perspectiva que se mira.
El diseño de los topes está hecho para afectar desproporcionadamente a unos programas o sectores que ambos partidos ven como altamente beneficiosos, pero cuyos resultados son dudosos para otros.
Un sector que se verá directamente afectado es el grupo de personas que reciben dinero del fondo del desempleo.
Los cheques destinados para este rubro se reducirían automáticamente en 9.4 por ciento. Esto significaría una reducción de 400 dólares por beneficiario.
Los préstamos a pequeñas empresas también se verían afectadas, pues podrían reducirse en 2 mil dólares, lo cual pondría en serios problemas a muchas compañías.
Impacta en México
Esto debería alertar también a los mexicanos. El problema presupuestal de Estados Unidos puede impactar directamente en nuestra economía por diversas vías.
Como se reportó la semana pasada, la cifra actual de inversión extranjera directa no es nada buena, y considerando que gran parte viene de Estados Unidos, esta podría empeorar.
Si las empresas estadounidenses se ven en una situación apretada, difícilmente va a fluir más inversión hacia México.
Las exportaciones son otro rubro que debería preocupar. La alta dependencia de éstas en el mercado de Estados Unidos nos deja en una posición de vulnerabilidad cuando la economía estadounidense tiene restricciones financieras.
Debido a esto se debe preveer los problemas en las finanzas públicas de Estados Unidos para generar estrategias comerciales que no causen desacelere en la economía mexicana.