Los últimos datos económicos presentados, tanto en México como en Estados Unidos, ofrecen un panorama de claroscuros para el futuro de la economía mexicana.
De acuerdo a la última encuesta de expectativas económicas de los expertos en economía del sector privado consultados por Banco de México, el producto interno bruto (PIB) del país se expandirá 2.3 por ciento este año.
La cifra se encuentra dentro del rango de crecimiento anual promedio que se ha registrado en las últimas tres décadas.
En Estados Unidos, país al que México destina el 80 por ciento de sus exportaciones, el último reporte de empleo denota una mejora significativa del mercado laboral, particularmente después de que en mayo se haya presentado el peor reporte desde la Gran Recesión de 2009.
En julio, 225 mil nuevos empleos se añadieron a la economía estadounidense y la tasa de desempleo se ubicó en 4.9 por ciento, cerca del nivel de pleno empleo. La cifra fue recibida positivamente por los mercados debido a que superó con creces las expectativas del consenso de analistas y a que muestra que el dato de mayo, en el que sólo se añadieron 24 mil nuevos empleos, representa un evento aislado.
Sin embargo, la recuperación de la economía estadounidense no se ha consolidado cabalmente. De hecho, incluso, se han encendido focos rojos en torno a la debilidad de la inversión del sector privado.
Bill Gross, el legendario inversionista de renta fija, ex director de PIMCO y actual colaborador de Janus Capital, dijo a Bloomberg que de no ser por el dinamismo del consumo de los hogares, la economía estadounidense se encontraría en recesión.
En el segundo trimestre del año, el PIB de Estados Unidos creció a una tasa anualizada de 1.2 por ciento, según estimaciones oficiales.
Esto se ha vuelto evidente en los decepcionantes datos que ha presentado el sector exportador mexicano. Cifras del Departamento de Comercio de Estados Unidos revelan que, en junio, el monto de las exportaciones mexicanas que ingresaron a ese país se redujeron 7.5 por ciento en términos anualizados, la peor caída en 39 meses.
Dada la integración de la producción manufacturera de México y Estados Unidos, la fragilidad del sector industrial estadounidense pesa de manera particular sobre el sector externo mexicano. El 40 por ciento de los componentes de un producto de exportación de México son importados desde Estados Unidos.
Claroscuros mexicanos
Lo anterior se hizo patente en la estimación oportuna del PIB mexicano que dio a conocer el INEGI a finales de mes pasado se presento un alza anual de 1.4 por ciento y un retroceso trimestral desestacionalizado de 0.3 por ciento.
En la misma línea, el índice de confianza del consumidor más reciente tuvo una caída anualizada de 3.01 por ciento, llegando a su nivel más bajo desde febrero del 2014.
No obstante, de manera paradójica, el consumo privado mexicano ha mostrado un dinamismo que se presenta de manera poco usual en este componente. Siguiendo una tendencia de auge de meses, las ventas mismas tiendas de Wal-Mart con más de un año de operación, un dato aproximado del consumo general, mostraron un crecimiento anualizado de 9.3 por ciento en el último mes.
Por otra parte, el último reporte del mercado laboral estadounidense no ofrece señales claras sobre la dirección que pueda tomar la política monetaria dictada por la Reserva Federal, la cual influye en gran medida sobre las decisiones que toma el Banco de México.
“El reporte de empleo de julio definitivamente incrementa las probabilidades de un alza de tasas de interés en septiembre, pero diría que éstas aún se ubican debajo del 50 por ciento” dijo Dean Maki , economista en jefe de la firma Point72 Asset Management.