Sigue éxodo emergente
El 2015 fue un mal año para los mercados emergentes. El Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por sus siglas en inglés) calcula que el año pasado estos países sufrieron una fuga neta de capital de 755 mil millones de dólares.
A pesar de que las perspectivas han mejorado ligeramente, el IIF estima que en el 2016 los inversionistas globales retirarán de forma neta más de 500 mil millones de dólares de los mercados emergentes.
Rodrigo CarbajalEl 2015 fue un mal año para los mercados emergentes. El Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por sus siglas en inglés) calcula que el año pasado estos países sufrieron una fuga neta de capital de 755 mil millones de dólares.
A pesar de que las perspectivas han mejorado ligeramente, el IIF estima que en el 2016 los inversionistas globales retirarán de forma neta más de 500 mil millones de dólares de los mercados emergentes.
Aunque estos países cuentan con características diametralmente diferentes y en ocasiones tienen pocas conexiones entre sí, los inversionistas suelen encapsularlos en un mismo portafolio. En ese sentido, el sentimiento del mercado respecto al desempeño generalizado de las economías emergentes marca los lineamientos del desempeño particular de cada país.
Más allá de los fundamentales específicos con los que cuenta cada economía, existe un consenso de que las decisiones de inversión de capital han estado influenciados en mayor medida por las decisiones de política monetaria de los principales bancos centrales del mundo.
El 2015 estuvo marcado por el discurso de que la Reserva Federal (Fed) iniciaría la normalización de su política monetaria para elevar su tasa de interés. Esta expectativa, convertida en realidad en diciembre del 2015, tuvo como efecto un fortalecimiento del dólar y la persistencia de un sentimiento de aversión al riesgo.
Sin embargo, la Fed ha relajado su postura de endurecimiento de la política monetaria. El último discurso de Janet Yellen, presidenta del banco central estadounidense, se caracterizó por mantener un tono acomodaticio.
Los mercados interpretaron la nueva posición de la Reserva Federal y su efecto en el debilitamiento del dólar como una luz verde para salir a invertir en activos emergentes, cuyo mayor riesgo va acompañado de mejores rendimientos.
La recuperación emergente se hizo evidente en marzo, cuando se registró la primer entrada neta de capitales tras siete meses consecutivos de flujos negativos. El índice MSCI de mercados emergentes creció 13 por ciento en ese mes – su mayor avance mensual desde mayo del 2009.
Postura pesimista
No obstante, el IIF mantiene una postura pesimista para los mercados emergentes debido a que su modelo de crecimiento se encuentra agotado: la época de dinero barato (tasas de interés cercanas a cero) y altos precios de las materias primas (principales exportaciones emergentes) llegaron a su fin.
El reporte del IIF sostiene que “a pesar de la reducción de riesgos de corto plazo, no se observan mejoras en los fundamentales de las economías emergentes que eran necesarias para un rebote robusta en el flujo hacia estos países”.
La crítica del IIF apunta hacia la falta de esfuerzos de las economías emergentes para realizar reformas estructurales que cimentaran un nuevo modelo de crecimiento sostenido. Esto se traduce en una fragilidad que vuelve a estos países altamente vulnerables a cambios repentinos en la política monetaria.