Cuando el consenso de analistas comenzó a digerir la decisión de Reino Unido de salir de la Unión Europea (Brexit), la primera conclusión que se volvió generalizada fue que los alcances de ésta tenían un sinnúmero de ramificaciones, por lo que resultaba imposible hacer una evaluación confiable de todas sus implicaciones.
Tres semanas después del referéndum, ni siquiera el Banco de Inglaterra (BoE, por sus siglas en inglés) ha podido establecer una proyección clara de la trayectoria post-Brexit de la coyuntura económica local y global.
En su primera reunión de política monetaria posterior al referéndum, el BoE determinó que mantendría su tasa de interés de referencia sin cambios en 0.5 por ciento. Esto significa que las autoridades monetarias fueron renuentes a tomar medidas de estímulo inmediatas para sortear las nuevas expectativas de desaceleración económica.
El principal argumento del banco central fue que necesitaban evidencia más concreta del impacto negativo del Brexit sobre la economía británica. Esto contrasta con la posición que mantuvo a lo largo de la campaña en contra del Brexit.
Antes del referéndum, las autoridades monetarias lanzaron advertencias constantes en relación a los costos comerciales, financieros y económicos que surgirían como resultado del Brexit.
Asimismo, Mark Carney, el gobernador del BoE, señaló en conferencia de prensa el día después del referéndum que el banco central haría lo que fuera necesario para proteger a Reino Unido de una crisis financiera: “El banco no va a dudar en tomar medidas adicionales para cumplir con nuestras responsabilidades en un momento en el que el país se mueve hacia delante”.
Pese a que la libra esterlina ha perdido casi el 10 por ciento de su valor frente al dólar en las últimas tres semanas, las intervenciones públicas del BoE generaron la percepción en el mercado de que se presentarían recortes inmediatos a la tasa de interés de referencia.
Perspectiva pesimista
Economistas y participantes del mercado han criticado esta postura del banco central. Alan Clarke, economista de Scotiabank para Reino Unido y la Eurozona, dijo: “Aún y cuando la situación ya es lo suficientemente volátil e incierta, el gobernador del (BoE) avivó las flamas con más combustible”.
Esto se suma al llamado de Larry Fink, el director general de BlackRock, la mayor firma de administración de activos del mundo, de que el Brexit provocará una recesión en el Reino Unido que abonará a una mayor turbulencia.
Aunque el BoE mantuvo su tasa de interés de referencia, esto no obedeció a una lectura optimista del panorama económico.
En el comunicado en el que se anunció la decisión del banco central se señala que el Brexit “podría conducir a un camino con un crecimiento significativamente menor y una inflación significativamente mayor” que en las proyecciones del último reporte del organismo.