El ascenso del populismo en Occidente amenaza con desdibujar el orden internacional que Estados Unidos y sus aliados han construido a lo largo de la posguerra. El vacío de liderazgo, derivado de las promesas de “América Primero” del presidente Donald Trump, es el punto de partida de lo que el politólogo Ian Bremmer denomina “recesión geopolítica”.
Bremmer, quién es el fundador y presidente de la consultoría de riesgo político Eurasia Group, argumenta que este fenómeno debería ser tan importante para los mercados como el colapso del sistema financiero global de 2008.
No obstante, la realidad de la economía mundial y de los mercados es otra. La gestión de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, la decisión de Reino Unido de salir de la Unión Europea y el auge de los movimientos anti sistema en Europa se asocian con un cambio de paradigma político que pudiera derivar en un episodio de incertidumbre con consecuencias económicas inescapables.
Por el momento, esta percepción ha sobreestimado los efectos de una disrupción política sobre la economía. La divergencia entre la narrativa pesimista del clima político y el desempeño real de la economía se vuelve evidente en los indicadores de confianza que denotan un aire de optimismo a nivel global.
No sólo es Estados Unidos, cuya economía se encuentra cerca del pleno empleo; sino la aceleración de la recuperación europea y japonesa, así como un repunte de la actividad económica de China.
Uno de los indicadores de actividad económica más utilizados en este país alcanzó su mayor nivel en cuatro años. En consecuencia, la firma Evercore ISI proyecta que la economía china se expandirá a una tasa nominal de 11 por ciento este año.
El índice accionario más relevante del mundo, el S&P 500 de Estados Unidos, se encuentra en niveles máximos históricos. Considerando que el índice ha crecido alrededor de 10 por ciento desde el día de las elecciones estadounidenses y alrededor de 50 por ciento desde su nivel máximo previo a la crisis de 2008, los inversionistas se preguntan si esto se explica por Trump o a costa de Trump.
De Estados Unidos al mundo
La expectativa de que las políticas pro crecimiento que promete implementar la administración de Donald Trump se han traducido en un cambio de narrativa económica. El consenso de analistas explica que las perspectivas del estímulo fiscal estadounidense se han contagiado hacia el resto de las economías avanzadas.
Antes de las elecciones presidenciales estadounidenses, la deflación representaba uno de los mayores riesgos para la salud económica de Japón, Europa y Estados Unidos. Esto representaba un signo evidente de la narrativa dominante de estancamiento secular que caracterizó a la mayor parte del periodo posterior a la crisis global. Ahora, las expectativas de inflación de estas tres economías se ha elevado en alrededor de medio punto porcentual.
Es justo decir que los planes de la administración de Trump de elevar el gasto público en infraestructura, realizar un recorte de impuestos corporativos de gran magnitud e iniciar un desmantelamiento regulatorio a gran escala han promovido parte de este auge económico reciente.
Sin embargo, la economía estadounidense, el motor de la actividad económica global, lleva ocho años en expansión. El consenso de analistas coincide en que el presidente Donald Trump recibió una de las economías más sólidas de las que algún nuevo gobierno ha recibido.
En enero, fueron añadidos 227 mil empleos no agrícolas a la economía estadounidense. En un escenario cercano al pleno empleo, esto representa un avance sustancial. Asimismo, los principales índices de confianza del consumidor y de manufactura presentan un desempeño positivo. Finalmente, el dato más reciente de la inflación subyacente analizada se encuentra en un nivel de 2.3 por ciento, por encima del objetivo de política monetaria.
Por el momento, todo bien
La buena salud de la economía estadounidense se debe en parte al reciente ascenso de los precios del petróleo, derivado del acuerdo de recorte a la producción que recientemente pactó la Organización de Países Exportadores de Petróleo con otros productores nacionales.
La expectativa de que el valor del petróleo se mantendrá por encima de la barrera psicológica de los 50 dólares ha impulsado al sector energético estadounidense. De acuerdo a información de la firma de servicios de perforación Baker Hughes, el número de pozos de gas y petróleo en operación se ha incrementado 80 por ciento desde junio.
Por otra parte, el dólar ha tomado un curso descendente desde que Donald Trump asumió la presidencia. El peso se ha apreciado 6.9 por ciento frente a la moneda estadounidense desde entonces. Esto quita presión a las firmas manufactureras estadounidenses, que sufrieron una pérdida de competitividad significativa con el marcado aumento del valor del dólar que se presentó a partir de 2014.
Jim O’Neill, el ex economista en jefe de Goldman Sachs que acuñó el término BRIC, espera que el producto interno bruto mundial se expanda 4 por ciento este año, por encima del promedio de la última década.
O’Neill explica que su pronóstico se basa en un desempeño altamente optimista de seis indicadores cíclicos que son altamente eficientes para evaluar la salud de la economía global: los pedidos semanales de formatos de desempleo en Estados unidos, el índice de manufactura estadounidense, las órdenes e inventarios del sector manufacturero en Estados Unidos, la razón del consumo minorista entre la producción industrial en China, las cifras comerciales de Corea del Sur y el índice de clima empresarial de Alemania.
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Crecerá la economía global en 2017, según el economista Jim O’Neill, cifra que está encima del promedio de la última década
>>9.88%
Ha crecido el índice accionario de S&P 500 desde el día de las elecciones de Estados Unidos
>>2.3%
Es la inflación subyacente anualizada de Estados Unidos que fue reportada en enero, la cual se ubica por encima del objetivo de la Reserva Federal
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