Semanas antes de la elección presidencial de Estados Unidos, los críticos más severos de la plataforma económica de Donald Trump proyectaban un escenario de desastre en caso la victoria del candidato republicano.
Simon Johnson, ex economista en jefe del Fondo Monetario Internacional, argumentó que los mercados financieros entrarían en un periodo de corrección, marcado por una fuerte volatilidad.
Sin embargo, el “efecto Trump” tuvo un resultado contrario a lo esperado por el consenso de analistas. Los índices accionarios de Estados Unidos se encuentran cerca de máximos históricos. De las 16 jornadas que han transcurrido desde el nueve de noviembre, el mercado de renta variable ha presentado ganancias en trece ocasiones.
Por otra parte, el comportamiento de los bonos del Tesoro de Estados Unidos es una muestra patente de que los inversionistas pronostican que la siguiente administración romperá con la inercia de baja inflación y bajo crecimiento que ha caracterizado a la economía estadounidense en el periodo poscrisis.
En noviembre, los bonos del Tesoro de Estados Unidos presentaron su peor desempeño desde el 2009, como respuesta a las promesas del equipo de transición de Donald Trump de desregular la economía, implementar un recorte significativo de impuestos y llevar a cabo un programa de infraestructura de 100 mil millones de dólares al año durante la siguiente década.
La expectativa llegó a tal grado que la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), una institución comúnmente relacionada con posturas de austeridad fiscal y planteamientos de la ortodoxia económica, ofreció un respaldo explícito al programa fiscal del presidente electo de Estados Unidos.
No obstante, dos de las voces más influyentes de Wall Street advierten que el sentimiento alcista derivado del “efecto Trump” podría desaparecer súbitamente, incluso antes de la toma de posesión del 20 de enero.
Bill Gross, estratega de inversión del fondo Janus Capital y fundador de la firma de administración de activos PIMCO, argumenta que el rally en los mercados deriva de una falsa promesa de mayor crecimiento.
Asimismo, Jeffrey Gundlach, el fundador y director del fondo de 100 mil millones de dólares DoubleLine Capital, sostiene que las expectativas de crecimiento que han generado las promesas de política económica de Trump ya alcanzaron su límite.
La ilusión del crecimiento
Las críticas, tanto de organismos multilaterales como de inversionistas y centros de investigación de política pública se han limitado a la retórica proteccionista del presidente electo de Estados Unidos.
Gundlach y Gross son las primeras figuras de alto perfil en construir un argumento contra el ambicioso programa de infraestructura y recorte de impuestos del equipo de transición de Donald Trump.
El director de DoubleLine Capital, conocido en la industria financiera como “el rey de los bonos”, dijo al portal Reuters: “Las expectativas de la presidencia de Trump eran tan bajas que la gente llegó a esperar una caída de 80 por ciento en los mercados accionarios y una depresión mundial. Ahora, el tipo parece ser el Mago de Oz porque las expectativas han cambiado dramáticamente. No hay magia aquí”.
El problema yace en que hay razones para ser escéptico respecto a la efectividad de las políticas de Trump para estimular el crecimiento. Bill Gross refiere que los beneficios del estímulo fiscal serán, en el mejor de los casos, un efecto temporal debido a que las políticas no atacan el principal obstáculo de crecimiento: el estancamiento de la productividad.
“Un dólar fortalecido, la consolidación de condiciones estructurales como el envejecimiento
poblacional, políticas proteccionistas, el aceleramiento del endeudamiento público, la expectativa de un aumento en los tipos de interés prometen contener el crecimiento de la productividad”, aseguró Gross al portal Bloomberg.
En ese sentido, el fundador de PIMCO espera que la tasa de crecimiento de la economía estadounidense no supere el 2 por ciento anual.
Amenaza proteccionista
Las dos acciones concretas del equipo de transición del presidente electo de Estados Unidos están relacionadas con la retórica proteccionista que Trump sostuvo durante la campaña electoral.
En su primer mensaje como presidente electo, Trump prometió que Estados Unidos pediría salir del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés), el tratado multilateral que prometía unir a 40 por ciento de la economía global en una zona de libre movimiento de bienes y servicios.
Siguiendo el tenor del proteccionismo, la semana pasada, Donald Trump y Michael Pence, el vicepresidente electo y ex gobernador de Indiana, llegaron a un acuerdo con Carrier para que la compañía retuviera alrededor de mil empleos en Estados Unidos y no trasladara su producción a México.
La OCDE, el organismo que ofreció su respaldo a la plataforma económica de Trump, refirió que los beneficios de dichas políticas están condicionados a que la siguiente administración rescinda sus promesas de ejercer políticas de corte proteccionista. A la vez, espera que impulse el crecimiento de la economía mundial.