Una esperanza sobre ruedas

Justo después de la crisis financiera en el 2009, la administración del presidente Barack Obama decidió emprender un rescate a General Motors. 

Ante la caída de esta compañía, que tuvo que reestructurarse, el gobierno estadounidense emitió un fondo en forma de garantía de sus pasivos por un valor de un poco más de 360 millones de dólares. 

Alberto Morales Alberto Morales Publicado el
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La industria del aluminio es una de las que más podría beneficiarse del éxito automotriz, de acuerdo con el informe de Agamarketing

Justo después de la crisis financiera en el 2009, la administración del presidente Barack Obama decidió emprender un rescate a General Motors. 

Ante la caída de esta compañía, que tuvo que reestructurarse, el gobierno estadounidense emitió un fondo en forma de garantía de sus pasivos por un valor de un poco más de 360 millones de dólares. 

Algunos sectores lanzaron su desaprobación a esta operación, pero el argumento central de Obama era simple: si la industria automotriz cae, la economía también lo haría. No solo debido al inmenso número de trabajadores que emplea, sino de todas las industrias que están interconectadas con ella. 

En México, una expansión doméstica de la industria automotriz nos beneficiaría no solo por los empleos generados directamente, sino también por aquellos generados por industrias que puedan crecer a raíz de dicha expansión.

El bajo costo laboral es una de las razones por las que se ha vuelto atractivo para empresas extranjeras invertir en México.

Según un reporte de Agamarketing, mientras en Estados Unidos el precio por hora laboral es de 25 dólares y en de Canadá de 21, el costo en México es de 3 dólares. 

Esto ha permitido que, por ejemplo en el caso de autopartes, del total de las importaciones que realiza Estados Unidos, el 34 por ciento proviene de la industria mexicana. 

La inversión extranjera en este sector ha crecido de manera pronunciada en los últimos años. Particularmente del 2008 a principios del 2012 se tuvo una expansión del 191 por ciento, con un aumento de un poco más de 7 mil millones de dólares.

Algo interesante en este sentido es la diversidad que se ha generado en la inversión recibida en este sector. Podemos ver la fuerte entrada de empresas asiáticas, como el caso de Nissan, que solamente entre el 2010 y el 2012 invirtieron 2 mil 928 millones de dólares en el país. 

Aprovechar las corrientes de crecimiento industrial es clave para lograr un crecimiento económico; en la manera que otros mercados tengan la capacidad de beneficiarse de la expansión de la industria automotriz, más empleos podrán generarse. 

El aluminio a utilizarse

La industria de aluminio es una de aquellas que más podría beneficiarse, de acuerdo con el mismo informe de Agamarketing. En parte esto se debe a la nueva forma en la que se producirán los automóviles. 

En un esfuerzo por reducir la contaminación (en parte por fuerzas regulatorias del gobierno), las compañías automotrices están girando hacia producir automóviles de menor peso. 

Esto crearía un aumento en la demanda por aluminio para la construcción de los automóviles. Además de que muchas de la autopartes son desarrolladas con este material. 

Ante el aumento en la demanda por este material, es necesario que la industria mexicana aproveche esta oportunidad. 

En lugar de aumentar el nivel de importaciones en este sector, desarrollar un mercado doméstico más fuerte sería mejor para el mercado laboral.

Actualmente la industria automotriz genera casi 345 millones de dólares anuales de ingresos para la industria del aluminio, sumando un total de 18 por ciento de su mercado. 

¿Qué regiones se beneficiarán?

Si el patrón regional de operaciones sigue como ha estado hasta este momento, para el caso del ensamblaje la parte norte y centro del país tendrán un mayor crecimiento. 

La parte centro cuenta con un 65 por ciento del ensamblado de autopartes del país, mientras que el norte se apunta con el 35 restante. 

Este acaparamiento de la parte centro se puede explicar en parte por la inmersión de las automotrices japonesas. Fuera de Toyota, que está ubicada en Baja California, Nissan y Mazda están en la parte centro. 

El ensamblado de vehículos pesados se concentra de manera similar, 39 por ciento en el norte y 61 por ciento en el centro. 

El problema de esto es que estas regiones son las que tienen menor pobreza en relación a los demás estados del país. Por lo que un crecimiento pronunciado de los estados más ricos generaría más desigualdad entre los estados. 

Debido a esto, se podría plantear la creación de industrias que generen material utilizado por la industria automotriz para su producción, como el caso de aluminio. 

Estas industrias podrían ser localizadas en zonas con marginación alta para generar empleos en los estados más pobres del país. 

Para conocerla 
La industria automotriz en el portal de la AMIA

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