En el mismo suelo en el que están situados dos monumentos declarados como Patrimonio de la Humanidad, la tumba Humayun y el complejo de Qutb, en Nueva Delhi, India, yacen también decenas de cuerpos calcinados, personas que perdieron la batalla contra el COVID-19.
Así, rodeados por una pequeña pirámide de troncos de madera, el fuego los invade, los desaparece, y los suma a la lista de los más de 17 millones de muertos por el nuevo coronavirus que hay hasta el momento en ese país.
Actualmente, la India representa el Estado con más contagios por COVID-19 en el mundo, al registrar el mayor número de casos diarios. Tan sólo del 25 al 26 de abril pasado, fueron 352 mil 991, un nuevo récord.
Para intentar frenar esos números, el primer ministro Narendra Modi ha implementado diferentes medidas, como el buscar la unión y cooperación de todos los estados de su país para crear un Comité de Coordinación, y el incorporar las Fuerzas Armadas a su equipo de gestión.
Sin embargo, esas alternativas no han funcionado, o al menos no lo suficiente. Por ello, han sido diferentes los gobiernos internacionales los que han alzado la mano para ofrecer su apoyo.
Entre ellos, aparece Francia, Reino Unidos, Japón, Estados Unidos, Singapur, Pakistán, Alemania, entre otros, quienes han centrado su ayuda en el envío de suministros como oxígeno, ventiladores, medicamentos, máquina de rayos X y pruebas, así como material para fabricar vacunas, un recurso que le ofreció especialmente el gobierno estadounidense.
La Unión Europea, por su parte, anunció que hará todo lo posible para movilizar la asistencia y apoyar a las personas de la India a través del Mecanismo de Protección Civil, el cual, entre otras cosas, despliega personal sanitario y crea refugios de emergencia.
Para la doctora María del Sol Alamilla Zuber, académica de la Universidad La Salle, este apoyo internacional sólo refleja un gran acto de solidaridad para con India, demostrando que, si algún otro Estado llega a necesitarlo, una gran mayoría lo va a apoyar.
“Es un gran acto de solidaridad, y creo que eso puede darse con cualquier otra nación que esté enfrentando una crisis de ese tipo (…) Me parece que el acto de apoyar a un país va más allá de lo político”, comenta Alamilla Zuber.
Las otras medidas para apoyar a la India
Y aunque el apoyo internacional ha sido y será un gran soporte para que el gobierno de la India pueda enfrentar la crisis sanitaria, este país necesita más que sólo eso.
En entrevista con Reporte Índigo, la doctora de la Universidad La Salle comparte que el primer ministro Narendra Modi, además de enfocarse en el sector salud, también debe centrarse en la educación y en la difusión de la información, pues de muy poco serviría tener los suministros suficientes para atender a su población contra el nuevo coronavirus, si la gente no se quiere vacunar o medicar.
“El incremento de la información o disposición de la información siempre será una de las mejores herramientas para la prevención de enfermedades, y no sólo el COVID-19, sino otros padecimientos como la obesidad o la mal nutrición”, dice la doctora.
“Desde mi opinión, la emergencia sanitaria está condicionada por muchas cosas, y algo que también ha estado presente es la nueva variante india de COVID-19 que se está investigando y que pudiera tener asociación en el incremento de casos”, agrega Alamilla Zuber, refiriéndose a la variante B.1.617, la cual se detectó en el país asiático desde octubre pasado.
Hasta el momento, aún no se difunden muchos datos referente a este caso; sin embargo, se cree que, así como el COVID-19, se le debe enfrentar nacional e internacionalmente con las medidas básicas de sanidad.
Por lo tanto, la doctora María del Sol admite que, para combatir la crisis sanitaria que invade a la India, así como a otros Estados, no sólo se debe enfocar en la política y en los apoyos que se ofrezcan, sino en la misma población y en cómo hacer para que cumplan con las prevenciones sanitarias.