Shinzo Abe tomó posesión ayer como el séptimo primer ministro de Japón en seis años y se comprometió a superar las graves crisis económica y diplomática que afronta el país.
Con Abe regresa el Partido Liberal Democrático —conservador y pro empresarial— que gobernó Japón la mayor parte del tiempo tras la Segunda Guerra Mundial y que sustituirá al Partido Democrático, de tendencia liberal, que dirigió tres años al país.
Abe anuncio que reforzará la alianza con Estados Unidos para estabilizar la diplomacia japonesa, a la que han sacudido las amenazas territoriales de sus vecinos.
Abe, cuyas posturas nacionalistas suscitaron antes la furia de los vecinos de Japón, fue primer ministro en el periodo 2006-2007, antes de que renunciara por motivos de salud que, dijo, ya no son problema.
Su nuevo gobierno también enfrenta un aumento de la fricción en las relaciones con China y un complejo debate sobre si Japón, que carece de muchos recursos, debe abandonar la energía nuclear tras las averías en una planta atómica a causa del tsunami de 2011.
Por encima de eso, Abe tendrá que ganarse a la ciudadanía por el mandato tibio que ésta concedió al PLD en los comicios del 16 de diciembre y lidiar con la oposición. (AP)