Con voto, pero sin voz
Lucé Fortuño, la primera dama de Puerto Rico, caminó hasta el podio de la Convención Nacional Republicana el martes pasado por la noche y sonrió a un entusiasta público. Fue la encargada de presentar a Ann Romney, la esposa del candidato a la presidencia por el Partido Republicano.
Al igual que Fortuño, varios hispanos desempeñaron papeles prominentes en la convención: el senador Marco Rubio se encargó de presentar al propio Romney el jueves y la gobernadora de Nuevo México, Susana Martínez, habló el miércoles justo antes que el candidato a la vicepresidencia, Paul Ryan.
Claudia Torrens
Lucé Fortuño, la primera dama de Puerto Rico, caminó hasta el podio de la Convención Nacional Republicana el martes pasado por la noche y sonrió a un entusiasta público. Fue la encargada de presentar a Ann Romney, la esposa del candidato a la presidencia por el Partido Republicano.
Al igual que Fortuño, varios hispanos desempeñaron papeles prominentes en la convención: el senador Marco Rubio se encargó de presentar al propio Romney el jueves y la gobernadora de Nuevo México, Susana Martínez, habló el miércoles justo antes que el candidato a la vicepresidencia, Paul Ryan.
Entre los demócratas, Julián Castro, el alcalde de San Antonio, fue el primer hispano escogido para pronunciar el discurso inaugural y el alcalde de Los Angeles, Antonio Villaraigosa, es el primer presidente hispano de la convención.
Esta presencia hispana en ambos foros, sin embargo, puede ser engañosa. Cuando terminen las reuniones partidarias de Tampa y Charlotte, el panorama será el de siempre: un gobierno estadounidense casi sin funcionarios electos hispanos.
A pesar de la importancia del voto hispano y el hecho de que representan casi el 17 por ciento de la población del país, muy pocos latinos son funcionarios electos. Cada campaña electoral busca su voto y les pregunta qué temas les preocupan, pero pocos hispanos ocupan puestos a cualquier nivel del gobierno local, estatal o federal.
Los motivos parecen ser varios: los hispanos son una población joven, a menudo con índices educativos bajos y menores ingresos. Y los partidos demócrata y republicano no hacen demasiado por incorporarlos a puestos de liderazgo, aseguran los expertos.
Los datos
De las más de 500 mil posiciones que ocupan funcionarios electos en Estados Unidos, menos de 6 mil (5 mil 928) son ocupadas por hispanos, lo que representa aproximadamente un 1 por ciento, según datos de USHLI, una organización con sede en Chicago que entrena a hispanos para posiciones de liderazgo.
El bajo nivel de votación de los latinos también podría justificar su limitada presencia en el gobierno. Hay 23.3 millones de hispanos elegibles para votar, según el Centro Hispano Pew, pero en el 2010 tan sólo 10.9 millones estaban registrados para hacerlo, indica el censo.
Los partidos políticos se dirigen sobre todo a quienes más acuden a las urnas y ese no es el caso de la mayoría de los hispanos, señaló Rosalin Gold, experta de la Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Electos y Designados (NALEO).
“(Los partidos) Deben mejorar su reclutamiento y crear una infraestructura que permita a los candidatos hispanos tener acceso a la recaudación de fondos y a la posibilidad de ser apoyados por otras figuras políticas durante candidaturas”, aseguró.
La distribución de los casi 6 mil hispanos funcionarios electos del país es la siguiente: 2 de ellos son senadores nacionales y 24 son miembros de la Cámara de Representantes. A nivel estatal, 70 son senadores y 188 representantes de cámaras bajas. La mayoría, 2 mil 225, son miembros de juntas escolares locales, decidiendo cómo gastar presupuestos en clases y profesores. Les siguen funcionarios municipales (mil 738) y del sistema judicial y organismos policiales (881).
El número total ha aumentado en los últimos 15 años, ya que, según NALEO, había 3 mil 743 funcionarios electos hispanos en 1996. Aún así, el camino por recorrer es largo.
Obstáculos sistémicos
Por otro lado, los hispanos no lo tienen fácil para llegar al gobierno debido a ciertos sistemas electorales, aseguran activistas del país.
Sistemas electorales generalizados (“at large” en inglés) en los que candidatos no representan a votantes de áreas específicas sino al electorado en general, ofrecen pocas oportunidades a candidatos hispanos, opinó Gold.
Esto sucede porque los hispanos muchas veces no formarán la mayoría del electorado. Si además la comunidad está dividida en distintos puntos de vista, será aún más difícil que un candidato hispano salga elegido.
Elecciones distritales, en cambio, permiten que se oiga la voz de la mayoría de hispanos que viven en una zona o distrito concreto, dijo Gold.
“Ese es un tema crítico al nivel municipal y al nivel de junta escolar”, dijo la experta.
El proceso de redistribución de distritos que está ocurriendo en la actualidad a lo largo del país debido a las nuevas cifras del censo podría cambiar las cosas para muchos candidatos hispanos. (AP)
Los hispanos y sus partidos
Republicanos:
Future Majority Project
Para muchos es sorprendente ver que el partido republicano –que suele acumular menos votos de hispanos que el demócrata– cuenta con una amplia gama de políticos latinos jóvenes que acaparan titulares: desde Rubio, senador de origen cubano en Florida que se perfiló durante un tiempo como uno de los posibles vicepresidentes; a Martínez, de origen mexicano; a Cruz, de origen cubano y candidato a senador de Texas; a Sandoval, de origen mexicano y gobernador de Nevada.
El partido republicano, sin embargo, presenta posturas poco favorables para inmigrantes sin autorización para residir en Estados Unidos. La explicación es que el partido republicano no alista a hispanos que se identifican con el resto de la comunidad hispana o con sus preocupaciones en inmigración, opinó Falcón: “La clave está en el significado ‘política hispana’. Para mí, es una tendencia liberal, nacida del movimiento de derechos civiles. Los republicanos apoyan a latinos que no tienen esa agenda”.
Los republicanos, sin embargo, crearon en junio del 2011 un programa de reclutamiento de hispanos interesados en ocupar escaños legislativos, ser secretarios de estado o fiscales generales.
Según Matthew Walter, director político del Comité de Liderazgo Estatal Republicano, el objetivo del programa, llamado Future Majority Project, es “aumentar la familia republicana”, atraer el voto hispano y fomentar una relación de largo plazo con candidatos hispanos.
Demócratas: Impacto Fund y Democratic Municipal Officials
Los demócratas aseguran que cuentan con programas comparables al Future Majority Project,
a nivel local y estatal.
Juan Sepúlveda, consejero de asuntos hispanos para el Comité Nacional Demócrata, destacó que grupos como los Funcionarios Municipales Demócratas (Democratic Municipal Officials), por ejemplo, agrupan a hispanos interesados en servir a sus comunidades.
“Ahí es donde se da buena parte del desarrollo de funcionarios electos hispanos, es donde uno tiene que empezar. Se trata de crear una vía a nivel local y estatal”, dijo Sepúlveda, quien destacó que, a nivel federal y estatal, la mayoría de funcionarios hispanos son demócratas.
“No salieron de la nada. Recibieron apoyo del condado y luego avanzan a un nivel superior”, agregó.
Impacto Fund, un comité de acción política en el suroeste del país, es otro ejemplo de los esfuerzos que hace el Partido Demócrata para atraer hispanos a sus filas, explicó. El fondo apoyará a hispanos demócratas que se presenten como candidatos a nivel local y estatal en zonas como Arizona, California, Texas, Nevada o Colorado.
Sepúlveda destacó que se oye hablar de las futuras “estrellas” hispanas del partido republicano porque son muy pocos los latinos que forman parte de ese partido.
“Son tan pocos, que, si lo eres, recibirás mucha atención. Es fácil destacarse en esa categoría”, señaló.