Hace más de una década, figuras de izquierda arrasaron en América Latina y en los años siguientes la región gozó de grandes avances sociales y económicos. Ahora, los gobiernos herederos y algunos de sus abanderados se encuentran en grandes problemas.
En Brasil, la presidenta Dilma Rousseff se perfila a sentarse en el banquillo de los acusados y enfrentar un duro juicio político por corrupción, que podría terminar con su mandato. La oposición venezolana, tal vez no tan sorpresivamente, busca frenar de una vez por todas a un Nicolás Maduro que salió avante de las protestas generalizadas de 2014. Y en Argentina, la expresidenta Cristina Fernández ha sido involucrada en una investigación de lavado de dinero.
Un día después de que se anunciara que los legisladores brasileños decidirán si se inicia el juicio político en contra de la mandataria, Rousseff acusó ayer al vicepresidente Michel Temer de ser “la cabeza de la conspiración” para sacarla del poder, en su ataque más directo hasta ahora contra él.
En un discurso en el palacio presidencial en Brasilia, Rousseff acusó a Temer y al presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, de estar confabulados para conseguir los votos para su juicio político.
En tanto, la coalición opositora venezolana dijo que presentará en la Asamblea Nacional un proyecto de enmienda constitucional para recortar el mandato de Nicolás Maduro mientras avanza en los trámites para convocar el referendo revocatorio en 2016.
La propuesta de enmienda, que incluye reducir el mandato de seis a cuatro años y eliminar la reelección indefinida, será introducida en los próximos días en el Congreso, dijo ayer el diputado Enrique Márquez, primer vicepresidente del Legislativo.
Mientras, la semana pasada un fiscal federal en Argentina pidió que la exmandataria Cristina Fernández fuese incluida en una investigación de lavado de dinero. Se reactivó además una investigación separada de posible lavado de dinero usando hoteles de su familia.
Aunque los resultados de estos eventos aún no se conocen, se sienta ya un precedente de que la corrupción y el abuso del poder en América Latina ya no pasarán desapercibidos con tanta facilidad.(Con información de AP)