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Cuando los líderes renuncian

La renuncia del Papa Benedicto XVI tomó por sorpresa a la comunidad internacional. 

Su decisión provocó todo tipo de reacciones, desde lamentos, reproches a las felicitaciones.

“Para gobernar la barca de San Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario el vigor tanto del cuerpo como del espíritu. 

"Si lo hace el Papa (renunciar), ¿por qué no debería hacerlo el Rey? Respuesta: porque nadie se ha apoderado todavía del poder que pugna por abandonarle”
Lluís Bassets Director adjunto de El País

La renuncia del Papa Benedicto XVI tomó por sorpresa a la comunidad internacional. 

Su decisión provocó todo tipo de reacciones, desde lamentos, reproches a las felicitaciones.

“Para gobernar la barca de San Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario el vigor tanto del cuerpo como del espíritu. 

“Vigor que en los últimos meses ha disminuido en mí, de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado”, dijo el sumo pontífice, en latín, durante el anuncio histórico de su renuncia de la dirección a la institución religiosa.

Oficialmente la fatiga y una salud deteriorada son las principales razones de la dimisión de Joseph Ratzinger.

Sin embargo, las pugnas internas en la Santa Sede, los casos de corrupción, los constantes escándalos de pederastia y los famosos “Vatileaks” también habrían sido determinantes para que llegara el final del mandato del sucesor de Juan Pablo II.

Diversos líderes mundiales, entre presidentes, primeros ministros y altos oficiales, han tenido que abandonar sus puestos por cansancio acumulado o por una rapante corrupción durante su gobierno.

Te presentamos un recuento de algunos más sonados de las renuncias en el plano internacional.

— Silvio Berlusconi

“He ofrecido mi renuncia como presidente del Consejo de Ministros porque quiero evitar que Italia sea atacada de nuevo por la especulación”

Silvio Berlusconi es un empresario, dueño del club de fútbol Milán, fundador del partido conservador Forza Italia y uno de los políticos con mayor presencia en las últimas dos décadas en la península itálica.

Ocupó el cargo de primer ministro en tres periodos separados, el de mayor duración después de la Segunda Guerra Mundial.

Se vio obligado a renunciar a su cargo en noviembre de 2011, después de las múltiples acusaciones de evasión fiscal y corrupción de menores.

Abandonó el gobierno con una economía debilitada y fue sustituido por el tecnócrata Mario Monti.

Uno de los escándalos más sonados fue el que le vinculaba con Marima El Mahroug, una mujer marroquí con quien presuntamente sostuvo relaciones sexuales en 2010, cuando ella todavía era menor de edad.

A lo anterior le preceden una larga lista: organizar fiestas denominadas “bunga bunga” donde asistían prostitutas, utilizar para fines personales un avión gubernamental, y abusar de su posición en el poder para pedir favores a la policía.

— Fidel Castro

“Les comunico que no aspiraré ni aceptaré el cargo de presidente del Consejo de Estado y Comandante en Jefe”

El dirigente de la Revolución Cubana aceptó en febrero de 2008 que ya no podía seguir más al frente de su país.

Su hermano Raúl ya lo suplía desde el 31 de julio de 2006, debido a los dolores intestinales que enviaron a Castro al quirófano en múltiples ocasiones.

“No estoy en condiciones físicas de ofrecer. 

“Lo explico sin dramatismo”, publicó Castro en el diario Granma cuatro años atrás.

El cambio de estafeta no sorprendió a nadie, pues su hermano era el segundo al mando en Cuba y oficialmente elegido sucesor de Fidel en 1997.

Los últimos años de gobierno no fueron nada fáciles para el comandante Castro.

En 2001, la devastación que dejó el huracán Michelle en la isla caribeña lo obligó a aceptar ayuda internacional proveniente de Estados Unidos.

La falta de abastecimiento de combustible llegó a un punto tan crítico que tuvo que ordenar el cierre de 118 fábricas, además de mandar decenas de doctores cubanos a Venezuela a cambio de petróleo importado.

“Mi rodilla fragmentada por la caída en Santa Clara en 2004, a casi dos años de enfermarme en julio de 2006, me cobraba también su precio”, dijo el retirado gobernante ayer, al recordar lo que lo orilló a renunciar.

— Hosni Mubarak

“En nombre de la misericordia de Dios, el presidente Hosni Mubarak ha decidido dimitir de su cargo como mandatario de la República dados las difíciles circunstancias por las que pasa Egipto”

Presidente de Egipto por casi 30 años, Hosni Mubarak dejó intacto el Estado de emergencia instaurado desde la muerte de su antecesor, Anwar el-Sadat.

Reprimió constantemente a la Hermandad Musulmana, uno de sus rivales políticos, además de ganar tres elecciones de las que el principal ausente fue la oposición.

Castigaba con mano dura la disidencia, las protestas y cualquier foco de insurrección que osara plantearse en su contra.

El efecto de la Primavera Árabe llegó hasta las calles de El Cairo a principios de 2011, cuando cientos de manifestantes pedían su destitución.

El 12 de febrero de ese mismo año, el vicepresidente Omar Suleiman anunció el fin de casi tres décadas continuas de dictadura egipcia.

En su lugar, una junta militar tomó el poder, mientras se organizaban elecciones presidenciales, de las que resultaría ganador el islamista Mohamed Morsi.

Debido a su crítico estado de salud, Mubarak cumple una condena de por vida en un hospital militar, luego de ser juzgado por la matanza de manifestantes durante las revueltas de enero y febrero de hace dos años.

Sus abogados piden repetir el proceso judicial.

— Hillary Clinton

“Solo quiero dormir, hacer ejercicio y viajar por placer. Y relajarme. Suena demasiado ordinario, pero no lo he hecho en 20 años”

Antes de su renuncia en enero de 2013, Hillary Clinton había anunciado que solo cumpliría con un término como secretaria de Estado norteamericana.

Después de ser senadora, precandidata a la presidencia por el partido Demócrata y tener una kilométrica lista de viajes durante el primer periodo de Barack Obama, la exprimera dama cerró su último capítulo político compareciendo ante el Congreso por el caso del ataque terrorista al consulado de EU en Bengasi.

Previamente, vivió un mes lleno de complicaciones de salud en diciembre de 2012.

Una enfermedad estomacal le provocó un desmayo, que a la postre le ocasionaría la formación de un coagulo en la cabeza.

“Estoy determinada a abandonar el Departamento de Estado y dejar a nuestro país más fuerte y seguro”, dijo el su encuentro con los legisladores el 23 de enero pasado.

En esa ocasión, aceptó toda responsabilidad del suceso en el que murieron cuatro norteamericanos, entre ellos el embajador estadounidense en Libia Christopher Stevens.

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