De profesor a presidente
Un presidente diferente, con menos política y más tacto humano. Este es Luis Guillermo Solís, el costarricense que tomará posesión el próximo 8 de mayo.
Costa Rica es uno de los países con el PIB per capita más alto de Centroamérica. Recientemente ocupó el primer lugar de la región en el Índice de Progreso Social (SPI, por sus siglas en inglés).
Andrea B. Assuntohttps://www.youtube.com/watch?v=rrGfNuVcPtM
Un presidente diferente, con menos política y más tacto humano. Este es Luis Guillermo Solís, el costarricense que tomará posesión el próximo 8 de mayo.
Costa Rica es uno de los países con el PIB per capita más alto de Centroamérica. Recientemente ocupó el primer lugar de la región en el Índice de Progreso Social (SPI, por sus siglas en inglés).
El único problema aparente del país es su política. “En poco tiempo dos expresidentes fueron presos y un tercero se escapó de milagro. Como en tantos otros lugares —más que en otros lugares: aquí sí habían creído—, los costarricenses sintieron que no podían confiar en nadie”, aseveró El País el pasado 4 de mayo.
Esta fue la oportunidad de Solís para salir de las aulas hacia la presidencia. Al comienzo solo tenía un 6 por ciento de intención de voto, lo que le ganó el calificativo de “candidato del margen de error”.
Después de su campaña “Conózcame” logró conquistar el 77.8 por ciento de los votos en la segunda ronda de las elecciones, el pasado abril.
“Yo renuncié a la corrupción, a la incapacidad, a la politiquería, al fraude electoral”, dijo Solís.
Todo lo hizo desde cero. Pues era un candidato sin un pasado en la política, licenciado en historia y especializado en ciencias políticas. Hasta el momento se dedicaba a impartir clases en la Universidad de Costa Rica.
Ahora, pinta como un digno presidente.
“En sus apariciones públicas se proyecta como un conciliador, que no pretende saberlo todo y reconoce las capacidades de sus colaboradores. Se muestra como una persona accesible, que lidera siendo uno más del equipo”, publicó ayer el diario costarricense El Financiero.
El candidato de los que odiaban a los candidatos
“El candidato daba clases, andaba calles, intentaba protegerse de la lluvia con un portafolios mientras entraba a un coche viejo. Estaba empezando a definirse como uno más, uno de nosotros: el candidato de los que odiaban a los candidatos”, indicó El País.
Así comenzó a ganar corazones ticos, que crecieron en números a medida que hacía apariciones en los medios.
“Sus 60.000 seguidores de Facebook se convirtieron en más de 300.000, las puertas se le abrían más fácil, a veces lo reconocían en la calle. La campaña calaba; más y más gente fue empezando a creerles, a tomarlos en cuenta”, agregó el diario.
Las calles se empezaron a llenar de caravanas con banderas rojas y amarillas que apoyaban al profesor, pues era ese hombre diferente que ofrecía “política en contra de la política”.
Democracia, igualdad, distribución de la riqueza, recuperar la salud, la educación, la energía y limpiar las instituciones del Estado eran las principales promesas de Luis Guillermo Solía a los ciudadanos.
Finalmente, “después de sesenta años de bipartidismo politiquero, un outsider sin historia ni aparato se (quedó) con la presidencia”, añadió El País.
El 4 de febrero, en la primera vuelta, su partido se impuso de primero con el 31 por ciento de los votos. El 6 de abril se posicionó como presidente electo con 1 millón 300 mil votos.
“Yo soy socialdemócrata. Creo en una economía de mercado y creo en un Estado que regula, un Estado fuerte que interviene y que hace que el mercado no se coma su propia cola y termine monopolizando en detrimento de la voluntad del mayor número”, aseveró Solís en entrevista con El País.
Y “no me voy a reelegir; ya he tomado la decisión de ser presidente de un solo periodo, y espero cumplirlo con excelencia y con consistencia”, agregó.
Esto solo aumenta la presión para el profesor, que tiene solo cuatro años para transformar la política de Costa Rica.
“Me desesperaría darme cuenta a la vuelta de poco tiempo que era un iluso”.