Los israelíes siguen en medio de la incertidumbre. A tres días de que se registrara una estampida en Monte Meron, los reflectores siguen puestos en las personas que salieron heridas y sin vida de ese evento, pero también, en las autoridades y el control que le van a dar al caso.
Según reportó el Magen David Adom (MDA), el equivalente a la Cruz Roja en Israel, hasta el pasado 30 de abril se habían registrado 44 muertos y 112 heridos, de entre ellos seis en estado crítico.
El pasado jueves, un aproximado de 70 mil judíos ultraortodoxos se reunieron en Monte Meron para llevar a cabo el Lag Ba´omer, uno de sus festivales religiosos más importantes del año, en el que se realizan hogueras, oraciones y bailes para, entre otras cosas, conmemorar el fallecimiento del rabino Shimon bar Yojai.
Durante el festival, fue la estampida la que provocó el registro de muertos y heridos, pues se cree que los presentes intentaron salir a toda prisa sin saber exactamente qué provocó esa movilización.
Antes de que se diera a conocer el reporte del incidente, se creía que el evento se realizaría con un promedio de 10 mil personas.
Esa cantidad inicial fue permitida en Israel, debido a que este país es el que más ha avanzado en el mundo en cuanto a la vacunación masiva contra el COVID-19.
Según datos de Our World in Data, al 29 de abril pasado, 62.38 por ciento de la población israelí ya había recibido la primera dosis contra el SARS-CoV-2, un hecho que le permite a las autoridades dejar un tanto de lado el confinamiento y las restricciones sanitarias.
Sin embargo, quienes menos han aceptado la vacuna son los judíos ultraortodoxos, pues, aunque no rechazan la ciencia o la medicina en sí, para ellos el estudio y la oración son los medios principales por los cuales se preserva la vida humana.
Al respecto, Adán Miguel Rodríguez, maestro en Relaciones Internacionales y académico de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón, asegura que, para evitar este tipo de circunstancias, a la cual califica como “la catástrofe civil más importante para Israel”, aún debería haber medidas de distanciamiento social en el país de Oriente Medio.
Pero no sólo eso, sino que existan controles mucho más efectivos por parte de la policía y del Ejército para intentar controlar a las personas que acudan a un evento de gran magnitud, y evitar que se salga de las manos.
En busca de negociación
Antes de que Israel se convirtiera en el país con más personas vacunadas en el mundo, sus medidas de restricción sanitarias eran rotundas. Sin embargo, quienes menos las acataban en los grupos religiosos.
Para el doctor Felipe Gaytán Alcalá, investigador de la Universidad La Salle, esas posturas eran justamente para desafiar al Estado y defender sus creencias y prácticas religiosas.
“¿Por qué es esto? Porque en el caso de la celebración Lag Ba´omer, este es un evento muy importante en la tradición judía, e incluso el año pasado, en medio de las restricciones, la llevaron a cabo aunque con menos asistentes (…) Y ahora, cuando se dio luz verde en términos de no usar cubrebocas y de que todos puedían salir, los grupos y los judíos en general dijeron ‘vamos a celebrar nuestras festividades’”, asume Gaytán Alcalá.
En ese sentido, el también catedrático enfatiza que lo que el primer ministro Bejamin Netanyahu va intentar realizar es una negociación con los líderes religiosos para tratar de dosificar sus eventos.
Netanyahu no podría prohibir las festividades de los ultraortodoxos, primero, porque su programa de vacunación masiva permite más libertades sociales, y segundo, porque, como se ha visto desde hace meses, los religiosos no acatarían sus órdenes en favor de la prevención.
De ese modo, se espera que próximamente se den a conocer las decisiones por parte del primer ministro, así como el número de judíos ultraortodoxos que decidan acudir a un próximo evento religioso.
Apoyo mundial por sucesos de Monte Meron
Desde que se dio a conocer el incidente en Monte Meron, diferentes gobiernos a nivel internacional lamentaron el suceso, asegurando que le ofrecían todo su apoyo al primer ministro, Bejamin Netanyahu.
Entre los primeros mandatarios que mostraron su condolencia, fue el primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, así como la Familia Real británica.
“Mis pensamientos están con todos aquellos que han salido heridos, y con los amigos y familiares de quienes perdieron la vida”, declaró la reina Elizabeth II.
Por otra parte, mientras el príncipe Salman bin Hamad Al Khalifa, de Baréin, envió su apoyo al primer ministro, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aseguró que ofrecerá asistencia al gobierno de Israel.
“He dado instrucciones a mi equipo para que ofrezca nuestra asistencia al gobierno y al pueblo de Israel, mientras responden al desastre y atiende a los heridos (…) Los pueblos de Estados Unidos e Israel están unidos por nuestras familias, nuestra fe y nuestra historia, y apoyaremos a nuestros amigos”, subrayó el líder demócrata.