Destapan la cloaca
El ex tesorero del partido gobernante –el Partido Popular (PP)–, Luis Bárcenas, se vio implicado recientemente en un doble escándalo que destapó el periódico español El Mundo hace una semana.
Sandra de Miguel SanzEl ex tesorero del partido gobernante –el Partido Popular (PP)–, Luis Bárcenas, se vio implicado recientemente en un doble escándalo que destapó el periódico español El Mundo hace una semana.
Doble escándalo porque, por un lado, se descubrió que ocultaba 22 millones de euros en una cuenta en Suiza (unos 30 millones de dólares que habría vaciado allí después de que su nombre apareciera en una causa abierta por la Audiencia Nacional en 2010 sobre la presunta financiación ilegal del PP) y, por otro, que había estado pagando sobresueldos con dinero negro –no declarado– a todos los secretarios generales y vicesecretarios que ha tenido el PP desde el año 1997.
Aunque según la versión de El Mundo la secretaria general, María Dolores de Cospedal, y el presidente, Mariano Rajoy, quedaban en principio al margen, ayer el diario El País publicó lo que denominó las “cuentas secretas” de Luis Bárcenas y difundió unas hojas manuscritas de contabilidad de hace varios años que desmentían la inocencia de Rajoy y de Cospedal, los dos cargos más importantes ahora mismo.
Según los manuscritos, el presidente del Estado español habría empezado a recibir dinero en 1997 con pagos semestrales de 2 millones 100 mil pesetas o trimestrales de un millón 50 mil pesetas, que a partir de 2002 pasan a ser el equivalente en euros sin variar la cantidad anual de 25 mil 200 euros. Los pagos finalizan en 2008.
También llamó la atención con respecto a Rajoy que los documentos registraban una partida en diciembre de 2006 de 9 mil 100 euros bajo el concepto de “Trajes Mariano” y otra en abril de 2008 de 11 mil 20 euros bajo el título de “Trajes M.R.”
También recibieron dinero, de acuerdo a la información que ha sacado a la luz El País los vicesecretarios Rodrigo Rato y Jaime Mayor Oreja, así como los secretarios generales Francisco Álvarez-Cascos, Javier Arenas, Ángel Acebes y Dolores de Cospedal. Cascos aparece como receptor incluso después de haber dejado la secretaría general. La ahora número dos, Cospedal, había negado después de que El Mundo revelara el escándalo, tener constancia de los pagos.
El expresidente español del PP, José María Aznar –quién fue profesor en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey–, también está implicado.
No sólo porque las notas de Bárcenas registran pagos periódicos a miembros de la cúpula del partido a partir de 1997, un año después de que Aznar llegara a la Moncloa, sino porque en los primeros meses de 1990 y en dos meses de 1997 aparecen entregas a “J.M.” (supuestamente de José María), de acuerdo a El País.
El dinero provenía sobre todo de empresas de la construcción ya que la mayoría de los pagos se hicieron en los años de la burbuja inmobiliaria a finales de los noventa, con el PP en el poder y una industria de ese sector en pleno auge. Entonces la ley autorizaba donaciones anónimas a los partidos.
No obstante, también había empresas de otros sectores. Se cree que algunas de las empresas que donaron dinero al partido recibieron algo a cambio y también en el caso inverso, pues también aparecen salidas en el registro B de Bárcenas destinadas a empresas. De las donaciones recibidas, sólo habrían declarado una parte.
Aunque ayer, según informó AP, el PP hizo un alegato en defensa de su integridad y negó los pagos bajo la mesa a dirigentes de la formación, su credibilidad está por los suelos.
El líder de la oposición socialista Alfredo Pérez Rubalcaba dijo que Rajoy debería salir a dar explicaciones. Otros grupos minoritarios exigieron la dimisión del jefe del gobierno.
De Cospedal anunció que el partido y los dirigentes mencionados por El País, incluido Rajoy, emprenderán acciones legales contra los medios que reproduzcan esos papeles.
La declaración del presidente del Senado y dirigente del PP, Pío García Escudero, que reconoció ayer uno de los pagos que publica El País, fue algo que tampoco favoreció a la formación política.
El caso Bárcenas, que inició en 2009, ha incrementado el enojo de una población que ve como los políticos se enriquecen con impunidad mientras recortan en educación y sanidad, facilitan el despido y hacen reformas laborales siempre en beneficio de los grandes empresarios, amnistían fiscalmente a ricos evasores –entre ellos Bárcenas– y aumentan impuestos como el IVA, que afecta sobre todo a las clases bajas.
Por eso, ayer el día terminó con gritos de “¡Dimisión, dimisión!” o “¡Donde están, no se ven, los ladrones del PP!” en protestas en varias sedes del PP.