El odio y el amor a México son un tema caliente en la política de Estados Unidos (EU).
El lanzamiento de las campañas presidenciales del magnate Donald Trump y del exgobernador de Florida Jeb Bush mostraron, respectivamente, que criticar y apoyar a los mexicanos puede ser redituable.
En su anuncio, Trump aseguró que, de llegar a la Casa Blanca, construiría un muro en la frontera sur de EU y que el gobierno mexicano deberá pagar por él.
“Cuando México manda a su gente, no mandan a los mejores. Están enviando personas que tienen un montón de problemas y están mandando esos problemas a nosotros. Están trayendo drogas y crimen, son violadores”, expresó en Nueva York.
En contraste, Jeb Bush, hermano del expresidente George W. Bush, sabe que para ganar las elecciones del 2016 necesita el voto hispano, por lo que en su evento inicial presumió que sabe hablar español y que su esposa Columba nació en México.
“Ayúdennos en tener una campaña que les da la bienvenida. Trabajen con nosotros por los valores que compartimos y para un gran futuro que es nuestro para construir para nosotros y nuestros hijos”, manifestó Bush en español, en Miami.
Pero ellos no son los únicos en usar a México como un tema que les ayude a robar foco.
El senador de Texas Ted Cruz y el exgobernador texano Rick Perry, ambos precandidatos republicanos a la Presidencia, también han criticado el flujo y la política migratoria de México para afianzar a sus seguidores conservadores.
“Nuestros retos son, en parte, consecuencia del fracaso del gobierno mexicano para asegurar su frontera sur de la inmigración ilegal de los niños no acompañados”, escribió Perry en septiembre en una carta al presidente Enrique Peña Nieto.
La crítica conservadora Ann Coulter acaparó la atención de los medios a finales de mayo, cuando en entrevista con Jorge Ramos declaró que los mexicanos tienen una “cultura deficiente”.
“Creo que hay culturas que son obviamente deficientes, y si no fuesen deficientes, tú no estarías sentado aquí en Estados Unidos entrevistándome, estaríamos sentados en México”, espetó Coulter a Ramos en un programa de Fusión, filial de Univisión.
“Eso incluye asesinatos de honor, incluye tíos que violan a sus sobrinas, incluye arrojar basura por todos lados, incluye no pagar impuestos e incluye pagar sobornos a funcionarios públicos. Esa no es nuestra cultura”.
A pesar de la indignación que causan sus expresiones, Coulter se ha convertido en una escritora famosa que ha vendido más de tres millones de libros y posee más de 600 mil seguidores de Twitter.
La dualidad de los republicanos
Los contrastes entre Trump y Bush demuestran el dilema al que se enfrentan los republicanos que quieren ser presidentes de EU: apelar a las bases conservadoras del partido que repudian a los migrantes o atraer el voto latino.
El Pew Research Center publicó un estudio que muestra que el 43 por ciento de los ciudadanos que se identifican con el partido republicano piensa que los inmigrantes indocumentados no deberían permanecer en el país.
Además, el 63 por ciento de los republicanos cree que los inmigrantes son una carga para el país porque quitan empleos, vivienda y servicios de salud.
Aun así, los republicanos saben que necesitan el sufragio de la comunidad latina, pues en el 2012, el presidente Barack Obama ganó la reelección con el 71 por ciento del voto hispano y el republicano Mitt Romney sólo obtuvo el 27 por ciento.
Por ello, analistas estiman que discursos como el de Donald Trump dañan al partido de derecha.
“Eso juega bien con muchos votantes republicanos de extrema derecha desesperadamente aferrados a un Estados Unidos que ya no existe. Pero esa retórica es una condena de muerte y el partido lo sabe”, publicó The Washington Post.
Los altos cargos del partido republicano coinciden en ello, pero se muestran renuentes a tomar acciones más contundentes para cambiar el discurso.
“Mientras se pinte a los mexicano-estadounidenses con esa brocha, creo que probablemente será algo que no ayude a la causa”, dijo ayer a CNN Sean Spicer, Jefe de Estrategia y Director de Comunicación del Comité Nacional de Republicanos.