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La tensión racial no solo se vive en Ferguson, Missouri, sino también en el resto de Estados Unidos (EU) y de forma más aguda en Washington.
Los habitantes del suburbio de St. Louis han estallado en descontento desde que, presuntamente, el policía blanco Darren Wilson asesinó con una pistola al adolescente negro de 19 años Michael Brown, quien estaba desarmado.
Pero los ciudadanos también están indignados con la actitud del presidente Barack Obama, a quien acusan de olvidar su raza por no condenar de forma contundente la violencia con la que las autoridades de Ferguson reprimen a los afroamericanos.
Aunque los manifestantes llevan más de una semana en la calle y exigen la presencia de Obama en el lugar, el mandatario se ha limitado a dar dos ruedas de prensa.
Durante la conferencia del lunes, Obama sólo anunció que el fiscal general de EU, Eric Holder, iría este miércoles a la ciudad para analizar el caso.
Esta actitud distante ha despertado comparaciones con el caso del joven afroamericano Trayvon Martin, quien en febrero del 2012 murió en Florida a manos de un vecino que lo consideró sospechoso.
“Cuando hablaba de Trayvon Martin, el presidente estaba conectado, conmovido y con una actitud personal. Pero este lunes, cuando habló sobre la actual violencia en Ferguson, estaba contenido, reservado y bastante cínico”, publicó Político.
¿Infiel a la raza?
Una encuesta del Pew Research Center muestra que el 80 por ciento de los negros cree que el asesinato de Michael Brown “evidencia importantes problemas sobre la raza”, mientras que un 68 por ciento de demócratas opina lo mismo.
Además, trasciende que 94 por ciento de los policías en Ferguson son blancos, aunque 67 por ciento de los habitantes son afroamericanos.
Con base en estos datos, analistas y activistas afroamericanos han criticado el poco involucramiento del presidente Obama en el caso.
“Esperaba que dijera la verdad”, escribió Marc Lamont Hill para CNN, “en lugar de hacer eso, el presidente dio un mensaje educado, pero muy peligroso a los estadounidenses. El tema de la raza estuvo ausente en las declaraciones de Obama sobre Ferguson”.
Cuando ocurrió la muerte de Trayvon Martin, el presidente dijo que pudo haber sido su hijo, pero ahora no ha hecho ningún comentario al respecto.
“Como el primer presidente negro de EU, sería apropiado y poderoso que Obama ofrezca su liderazgo en lo que es claramente una crisis de relaciones raciales. Lo hizo con entusiasmo en el caso de Trayvon”, opinó Tim Stanley en The Telegraph.
A diferencia del caso de Trayvon, en esta ocasión destaca la presencia de la Guardia Nacional y de una policía militarizada que reprime las protestas, que suman ya más de 31 detenidos.
“La presencia del Jefe de Estado complicaría mucho las dificultades logísticas y de seguridad con las que la policía batalla para confrontar”, publicó el lunes Business Week, “pero en Ferguson ya es claro que la policía está exacerbando esos problemas”.
‘Blanco’ de críticas
Del otro lado del espectro político, el Pew Research Center reveló que el 47 por ciento de los blancos y el 61 por ciento de los republicanos piensan que se le está dando demasiado importancia a la raza en este caso.
Por ello, apoyan la decisión del mandatario de distanciarse.
“El presidente Obama debería tener voz en la reacción pública de este evento, pero necesita ser prudente con su presentación”, escribió para CNN Mark O’Mara.
Incluso, hay quienes aplauden la decisión de la Policía de Ferguson de reprimir con bala de goma y gases lacrimógenos a los manifestantes.
“Estamos dividiendo en blanco y negro otra vez. EU no tiene color, es un solo color. Tal vez el policía tenía razón, tal vez estaba recibiendo una golpiza”, dijo el exdetective Bo Dietl en una mesa redonda con solo gente blanca en Fox News.
Nadie conoce todavía la conclusión del caso de Ferguson.
“Pero la raza, el problema americano: el trauma no superado, es una cuestión delicada para el presidente. Una cuestión incluso íntima”, publicó ayer El País.