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Aunque muchos interpretaron el lanzamiento de su campaña como un chiste, las aspiraciones presidenciales de Donald Trump se tornan cada vez más serias.
Una encuesta de The Washington Post/ABC reveló esta semana que el magnate de bienes raíces lidera las preferencias del partido republicano.
El 24 por ciento de los republicanos quieren que el candidato de su partido sea Trump, quien saltó a la fama con sus comentarios en contra de los migrantes mexicanos, a quienes acusó de ser criminales, violadores y narcotraficantes.
A más de 10 puntos de distancia están sus rivales más cercanos: el gobernador de Wisconsin, Scott Walker, tiene el 13 por ciento de las preferencias, y el exgobernador de Florida, Jeb Bush, el 12 por ciento.
“Los votantes republicanos están buscando un candidato que sea un ‘fuerte líder’”, escribió Christopher Ingraham del diario washingtoniano, “y para muchos de ellos el ideal platónico de un candidato se parece y habla como Donald Trump.
“(Quieren) alguien fuera de la clase dirigente que sacuda las cosas, que no tenga miedo de decir la ‘verdad’ aunque ofenda”.
Aun así, líderes y demás candidatos del partido republicano, que se mostraron cautelosos cuando Trump atacó a los mexicanos, comienzan a distanciarse y a atacar al magnate.
El punto de inflexión ocurrió el fin de semana, cuando el millonario criticó al senador y excandidato presidencial de derecha John McCain al asegurar que él no era un héroe sólo porque lo habían capturado en la Guerra de Vietnam.
Pero algunos analistas políticos advierten que podría ser demasiado tarde para deshacerse de él.
¿Demasiado tarde?
“No hay lugar en nuestro partido o nuestro país para comentarios que desprecien a aquellos que han servido honorablemente (en el Ejército)”, tuiteó Sean Spicer, vocero del Comité Nacional Republicano, tras las críticas de Trump a McCain.
Algunos presidenciables del partido de derecha, como el exgobernador de Texas Rick Perry, han insistido en que el empresario debe salir de la contienda.
“Sus comentarios han alcanzado un nuevo punto bajo en la política estadounidense. Sus ataques a los veteranos lo hacen inapropiado para ser jefe de las Fuerzas Armadas de EU y debería retirarse inmediatamente de la carrera presidencial”, sentenció Perry.
Sin embargo, la encuesta de Washington Post/ABC muestra lo peligroso que sería para el partido republicano que Donald Trump contendiera de forma independiente o con otra agrupación política.
En una hipotética contienda contra los favoritos de los partidos, la demócrata Hillary Clinton obtendría 46 por ciento de los votos, el republicano Jeb Bush ganaría 30 por ciento y Donald Trump se quedaría con 20 por ciento.
Mientras que, sin Trump en la boleta, Bush obtendría 44 por ciento de los votos y Clinton el 50 por ciento.
Demócratas se regocijan
Al mismo tiempo que los republicanos buscan una solución a la polémica del magnate, los demócratas intentan ligarlo a la marca “republicana”.
La favorita de izquierda para contender por la presidencia, la exsecretaria de Estado Hillary Clinton, ha expresado que los republicanos piensan como Trump, aunque lo expresan con distintos matices.
“No hay nada gracioso acerca del odio que él está esparciendo a los inmigrantes y a las familias”, acusó Clinton durante un evento el fin de semana.
“Es vergonzoso el hecho que les tomó demasiado tiempo a sus compañeros republicanos el confrontarlo. La triste verdad es que si analizas muchas de sus políticas, puede ser difícil encontrar las diferencias”.
La encuesta de Washington Post/ABC encontró que 29 por ciento de los estadounidenses, en general, piensan que Trump refleja los valores del partido republicano y 34 por ciento de los republicanos creen lo mismo.