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Cuando apareció Mónica Lewinsky en el panorama casi separa a una de las parejas más cotizadas de la política estadounidense. Sin embargo, lograron sobrevivir el escándalo.
Para el expresidente Bill Clinton, esto significó un pase directo a la sombra de Hillary.
Ahora, Barack Obama sufre del mismo “fenómeno”. Aquí no hay Mónica Lewinsky que los separe, a ellos los divide la favorita de Hillary: la política exterior.
“Por 19 meses, desde que Hillary Rodham Clinton partió como secretaria de Estado del presidente Obama, ella, el señor Obama y su personal, han trabajado para mantener una chapa de unidad sobre su trabajo en conjunto y cómo ven el mundo”, publicó The New York Times este lunes.
Pero esa chapa se quebró. En los últimos meses, la ex primera dama ha dejado muy clara su posición sobre la política exterior que debería manejar Estados Unidos (EU) y la que ha desempeñado la Administración del señor Obama.
Hillary es un “halcón”, Barack es un idealista.
Y eso mismo probó la demócrata cuando, en una entrevista con The Atlantic, aseguró que la política de Obama de “no hacer estupideces” no era un principio de organización para afrontar los conflictos del mundo.
“El fracaso para ayudar a construir una fuerza de combate creíble en los autores de las protestas contra Assad, (…) dejó un gran vacío, que ahora han llenado los yihadistas”, dijo Clinton a la revista estadounidense, sobre la intervención de EU en el conflicto Sirio.
Y asimismo se ha adentrado en todas las reacciones hacia el Medio Oriente. “Lo que realmente destaca en las entrevistas (que ha otorgado Clinton en las últimas semanas) es el tono estridente que adoptó para comentar sobre Gaza y el Islam radical”, indicó The New Yorker el lunes.
“Al defender la respuesta mortal del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu al ataque de cohetes en Hamas, sonaba casi como el portavoz del Comité de Asuntos Públicos de EU e Israel. Al hablar de la amenaza del Islam militante, sus palabras hicieron eco con las del ex primer ministro británico, Tony Blair, quien pidió la generación de una campaña contra el extremismo islámico”, añadió el medio.
Estas reacciones han desatado una red de preguntas entre los medios y expertos estadounidenses: ¿significa que se postulará a la presidencia? ¿Fue un esfuerzo cínico de distanciarse de un presidente impopular? ¿Está viendo más allá de las primarias para apelar a los independientes y moderar a los republicanos?
Todas son respuestas que Hillary no va a responder.
Pues como aseguró la revista Time, a la ex secretaria de Estado le conviene este revoloteo en los medios, y dar un indicio de candidatura solo mataría las especulaciones y la fuerza que ha obtenido en los últimos meses.
Coquetea con Wall Street
Además de separarse de las decisiones que no comparte con Obama, Clinton se ha inclinado por conquistar a aquellos que se sienten abandonados por el presidente.
“Algunos de los grupos que se han sentido alienados por la presidencia de Obama han sido ganados por Clinton. Wall Street por ejemplo, una de las relaciones más complicadas del presidente, (…). Clinton ha cultivado una relación más cálida”, informó The Washington Post el pasado 31 de julio.
Y esto puede ayudarla a luchar contra los republicanos en el 2016, si el GOP elige a un candidato crítico como Rand Paul o Ted Cruz.
Mientras tanto, la separación de la posible candidata a la presidencia en el 2016 es con el presidente Obama, a quien ha criticado, aunque a su vez asegure que cree que lo único que él intenta hacer es “demostrar al mundo que no está haciendo nada loco”.
“Pero Clinton sabe lo que hace… Clinton hace muy pocas cosas por accidente cuando está en público”, indicó el periodista Chris Cillizza en The Washington Post.
Parece que el“halcón” ya partió hacia Washington.