El presidente electo Yoon Suk-yeol comienza una nueva era en Corea del Sur

Con una diferencia mínima, la oposición surcoreana se llevó las presidenciales, dándole el poder al conservador Yoon Suk-yeol, de quien se espera mayor acercamiento con Corea del Norte y el impulso a la igualdad en términos económicos y sociales
Fernanda Muñoz Fernanda Muñoz Publicado el
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Con una diferencia de 0.73 por ciento, la oposición de Corea del Sur ganó las presidenciales, llevando a la Casa Azul al Partido del Poder Popular (PPP), bajo el liderazgo de Yoon Suk-yeol.

El antiguo fiscal general le quitó la oportunidad al candidato Lee Jae-myung de que el Partido Demócrata (PD) continuara representando a su país por otros cinco años, por lo que con ello inicia una nueva era en el Estado asiático.

Durante una conversación telefónica entre el aún jefe de Estado, Moon Jae-in, y el presidente electo, el mandatario aseguró que si bien el proceso electoral fue intenso y la diferencia de resultados fue mínima, ahora era importante “superar los conflictos y lograr la unidad nacional”.

Así también, el candidato progresista, Lee Jae-myung, aseguró que anhelaba que el presidente electo se situara por encima de las divisiones y conflictos, e inaugurara una nueva era de armonía.

En ese sentido, se espera que el conservador Yoon Suk-yeol recapacite en algunas de sus propuestas de campaña, como en la eliminación del Ministerio de Igualdad, puesto que Corea del Sur representa uno de los países con mayor brecha salarial de género dentro de los miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

“Es evidente que las mujeres perciben ingresos por debajo de los hombres, independientemente de su desempeño o responsabilidad, simplemente por el hecho de ser mujeres”, se lee en el informe “Causas de la desigualdad en Corea del Sur desde un enfoque de variedades del capitalismo” (Revista Mundo Asia-Pacífico, 2021).

Por otro lado, Suuk-yeol podría reevaluar su postura de seguridad respecto a Corea del Norte, buscando primero un acercamiento con el joven líder Kim Jong-un, para después decidir si reforzará o no su defensa nacional ante los misiles que se lancen desde territorio norcoreano.

Esa decisión podría revelarse el próximo mes, cuando se cumplan 110 años del nacimiento del fundador del régimen norcoreano Kim Il Sung, y sea posible que Jong-un quiera celebrar la fecha con un nuevo lanzamiento.

En entrevista con Reporte Índigo, la doctora Nayelli López Rocha, investigadora del Programa Universitario de Estudios sobre Asia y África (PUEAA) de la UNAM, opina que uno de los temas que el presidente electo debería tomar en cuenta de la administración actual, es justamente iniciar un acercamiento con Corea del Norte, con el fin de buscar paz en la península que comparten, y no un conflicto.

“Creo que una de las grandes acciones de Moon fue tener una política de paz en torno al norte. Cuando (el expresidente de Estados Unidos) Donald Trump aseguró que quería poner en su lugar al líder norcoreano, el mandatario del sur muy hábilmente logró entablar una conversación con Kim Jong-un. Ese movimiento hizo que hubiera al menos una paz momentánea.

“Ahora volvieron las hostilidades, y es por eso por lo que se debe regresar al acercamiento. Que Corea del Sur sea fuerte en su defensa, pero no siendo agresivo, que haya paz mutua y mayor cooperación”, dice.

Adiós al periodo de Moon en Corea del Sur

Con la victoria del partido más fuerte de la oposición, los surcoreanos decidieron ponerle fin al mandato del PD y de su representante Moon Jae-in, en espera de que el nuevo gobierno los impulse económica y socialmente.

De acuerdo con la doctora López Rocha, unos de los temas que el gobierno actual dejó pendientes, y los cuales los electores percibieron, fue la polarización extrema, donde los más ricos se hicieron más adinerados, y la gente de escasos recursos se incrementó.

“Aunque en Corea no podemos hablar de unos altos índices de pobreza, lo que sí es que la clase media, que era muy ancha desde la década de los 80 hasta el 2000, en este momento está empezando a polarizarse, y eso hace que la gente reaccione”, asume.

Bajo esa línea, uno de los retos que tendrá la nueva administración será disminuir la desigualdad, pero no sólo entre los más y menos desfavorecidos en materia económica, sino socialmente.

Por ejemplo, podría seguir el impulso a los proyectos de ley antidiscriminación que se intentaron concretar desde hace dos años, a través de los cuales se tenía la intención de proteger a las minorías, como a la comunidad LGBTI, pero que no han logrado avanzar más allá de la Asamblea Nacional.

“Una ley que proteja efectivamente a todas las personas de la discriminación, incluidas las personas LGBTI, podría hacer de Corea del Sur un país pionero en Asia por promulgar esta legislación (…) Daría esperanza y seguridad para muchas personas”, llegó a declarar Arnold Fang, investigador de Amnistía Internacional sobre Asia Oriental.

Y aunque es poco probable que el PPP vaya por en el camino en pro de la igualdad por sus principios conservadores, la propia sociedad surcoreana se lo podría exigir a través de protestas y demandas, en espera de que la perspectiva de la mayoría logre un cambio.

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