El plazo en España para formar un nuevo gobierno se está agotando y en estos momentos el escenario más probable es la celebración de nuevas elecciones el próximo 26 de junio, para nombrar al nuevo presidente español.La falta de acuerdos está marcando las negociaciones entre los principales partidos políticos para nombrar al sustituto de Mariano Rajoy.
El PSOE, en su intento por investir a Pedro Sánchez como presidente, se ha aliado con Ciudadanos, sin embargo necesita del partido de izquierda radical, Podemos, para alcanzar los votos necesarios.
Por su parte, el partido emergente Podemos, que encabeza Pablo Iglesias, ha exigido al PSOE que rompa con Ciudadanos, y que formen un bloque de izquierda y que adopte las políticas que propone como plan de gobierno, demandando una coalición de igual a igual.
Tras las elecciones generales del pasado 20 de diciembre, ni el Partido Popular (PP), del Presidente Rajoy, ni alguno de los partidos opositores lograron una mayoría que les permitiera investir a su presidente.
El sistema político español es la clave para entender el momento en que se encuentra el país ibérico. El presidente es elegido por el Congreso de los Diputados, y aunque el gobernante Partido Popular fue el vencedor de los comicios (28.71%), quedó lejos de contar con una mayoría.
El Partido Socialista Obrero Español (PSOE), principal fuerza opositora quedó en segundo lugar de los comicios, seguido por el emergente Podemos en tercer lugar y por Ciudadanos en el cuarto.
Tras los resultados de las elecciones, los partidos opositores tuvieron acercamientos para formar una alianza que les permitiera declarar a un Presidente.
Ante la negativa de Mariano Rajoy, el Rey le encargó a Pedro Sánchez la encomienda de formar gobierno.
Podemos, partido con una agenda marcadamente social hizo una propuesta de gobierno al PSOE, en los que aceptaban a Sánchez como Presidente y donde se repartirían las demás posiciones de gobierno según el porcentaje de la votación.
Con esta alianza, se hubiera alcanzado el porcentaje necesario para poder investir a Sánchez como Presidente. Sin embargo, el PSOE declinó la oferta de Podemos y decidió aliarse con Ciudadanos, partido de derecha.
Desde entonces, la presión para los actores políticos ha sido abrumadora, principalmente para Podemos, quien se ha colocado en una posición de ser el fiel de la balanza, que podría decantar el resultado para uno u otro extremo.
Las últimas semanas han sido agitadas, se han intentado acercamientos entre la cúpula del PSOE, Ciudadanos y Podemos, tratando de destrabar las negociaciones, pero las posturas siguen igual de alejadas.
Los llamados al diálogo, y las acusaciones que se han ventilado en diversos medios españoles tanto de uno y de otro bando son vistas más como actos para desprestigiar, un intento de lavarse las manos y hacer que sean otros quienes paguen el precio político.
Aunque ninguno de los líderes partidistas ha expresado públicamente el fracaso por la formación de gobierno y la inminencia de las elecciones, están conscientes que el tiempo para negociar se agota y los partidos ya se están preparando para la nueva contienda electoral.
La agenda de la discordia
Con su tercer lugar bajo el brazo, Podemos se encontró en posición de negociar de igual a igual con el PSOE, y de intentar llegar a un acuerdo para la implementación de las políticas de gobierno que son parte de su ideario político.
Entre las propuestas que Podemos ha enviado al PSOE está la convocatoria de referéndum de autodeterminación en Cataluña, algo que presentan como imprescindible, sin embargo el Comité Federal del PSOE ha señalado que esta propuesta no es negociable.
En el documento donde plasman sus propuestas de gobierno, Podemos promueve de igual forma el desarrollo de medidas económicas para combatir la desigualdad. Entre las medidas está el revertir los recortes al gasto social y el aumento del gasto público para la creación de puestos de trabajo.
También han propuesto una reforma fiscal que aumente la capacidad recaudatoria del Estado, con aumentos en los impuestos a las rentas superiores a 60 mil euros y la disminución al IVA en alimentos y suministros básicos como luz y gas.
Otro de los temas que ha sido primordial en la propuesta de Podemos ha sido una profunda reforma electoral, además de la creación de una secretaría de Estado que se enfoque en la lucha de la corrupción y el crimen organizado.
La cúpula del Partido Socialista y sus aliados de Ciudadanos han encontrado más puntos de discrepancia que coincidencias. La postura de Podemos ha sido la de no formar alianza con el PSOE mientras éste no rompa con Ciudadanos, partido con una agenda de derecha, contraria a la de Podemos.
¿Quién gana, quién pierde?
Mariano Rajoy, actual presidente español, y el partido al que pertenece, el PP, serían los principales beneficiados ante la división y acusaciones que se han hecho los principales partidos opositores, principalmente PSOE y Podemos.
Ante una ciudadanía decepcionada con su sistema político, con los partidos que no han podido formar gobierno y la falta de definición de líderes políticos, el PP ha visto como en el transcurso de las semanas su intención de voto va a la alza.
Rajoy ha intentado mantenerse al margen de la polémica, incluso, se ha hablado en los últimos días que le podría ofrecer a Pedro Sánchez la vicepresidencia y un gobierno de gran coalición, con o sin ciudadanos.
El PSOE ha tenido que cargar con el desgaste por la falta de acuerdos y las acusaciones cruzadas en las que se ha visto envuelto, por lo que difícilmente podría captar una parte importante de los votos de indecisos.
Por otra parte, el hecho de que haya decidido ir en alianza con un partido de derecha, y desechado la oferta de Podemos podría hacerle perder una parte de su voto tradicional.
El caso de Podemos es el más difícil de diagnosticar.
Su postura de negación a formar un gobierno con PSOE y Ciudadanos podría costarle votos al ser señalado como el partido que bloqueo el cambio en España.
Sin embargo, es posible que entre los votantes de izquierda y un sector de los indecisos, la firmeza de su postura pueda entenderse como respeto a sus convicciones políticas y generarle simpatías que le permitan incluso superar su votación del pasado 20 de diciembre.
Todo será una cuestión de percepción, por eso en los últimos días, las acusaciones entre los actores políticos han estado a la orden del día, tratando de echarse la culpa unos a otros de la situación política en España.