Felipe VI: prueba de fuego
El 20 de diciembre de 2015 comenzó la agonía de aquella época de bonanza llamada Transición que le había permitido a España desde 1975 convertirse en un modelo internacional de democracia y gobernabilidad exitosa.
Ahora esa historia que describe una gran etapa de renacimiento en la llamada Madre Patria llega a su fin con una decisión emitida por el rey Felipe VI, quien determinó que la persona elegida para conformar el gobierno de España será el secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), llamado Pedro Sánchez.
Arely Reyes López
El 20 de diciembre de 2015 comenzó la agonía de aquella época de bonanza llamada Transición que le había permitido a España desde 1975 convertirse en un modelo internacional de democracia y gobernabilidad exitosa.
Ahora esa historia que describe una gran etapa de renacimiento en la llamada Madre Patria llega a su fin con una decisión emitida por el rey Felipe VI, quien determinó que la persona elegida para conformar el gobierno de España será el secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), llamado Pedro Sánchez.
Y es que, en virtud de que las elecciones de diciembre dieron como resultado un Parlamento fragmentado, se realizaron dos rondas de audiencias entre diversos líderes políticos y el rey Felipe VI –en su calidad de jefe de Estado-, a fin de que el monarca eligiera a aquel individuo que considerara más capaz para emprender la misión –que se va perfilando cada vez más como imposible- de conformar las alianzas necesarias que permitan consolidar mayorías y constituir un nuevo gobierno.
El Rey tomó una decisión y eligió a Mariano Rajoy, actual presidente de España, para conformar el Gobierno, sin embargo, éste declinó argumentando que no tenía suficiente respaldo parlamentario. Ante ese acontecimiento fue convocada una segunda ronda de encuentros y el día de ayer el “humo blanco” salió a la luz, anunciando al presidente del Congreso de los Diputados, Patxi López, el nombre del nuevo designado, es decir, el socialista Pedro Sánchez.
De esa manera se dará inicio a las negociaciones entre todos los partidos para intentar consolidar un acuerdo desde diversos frentes y diseñar el futuro del gobierno en España. Un acontecimiento que mandaría a la oposición al actual partido en el gobierno, es decir, al derechista Partido Popular y a su titular, el presidente aún en funciones, Mariano Rajoy.
En ese sentido, le corresponderá al líder del PSOE dirigir las negociaciones con todas las formaciones políticas, en un escenario que ya se encuentra más que fragmentado.
Porque, aparte de tener que lidiar con los fantasmas que la historia devolvió con las intenciones separatistas de Cataluña y con una Constitución que pierde su vigencia ahora España debe confrontar una crisis sistémica de liderazgos, una ausencia de voluntad política y esta decisión que se origina desde el Palacio de la Zarzuela, lo que lleva a eses país a un punto crucial en su vida política.
Pero no nos confundamos, no es que se asegure que Rajoy tenga más capacidad que Sánchez, sino que la encomienda que se le hace considerando que su partido (PSOE) cuenta con 90 diputados, mientras que el Partido Popular –siendo la fuerza más votada- cuenta con 123 diputados, disminuye en gran medida las posibilidades para que el líder socialista logre conformar un gobierno con los 350 escaños que lo integran.
Y ahora todo ese panorama, lleva al Estado español a sumergirse en lo que parecería una ceremonia de la nada, donde las posibilidades son casi nulas y el resultado podría traer como consecuencia que el periodo considerado para que el vástago de Juan Carlos I porte la corona, se vea totalmente disminuido.
Sin embargo y pese a los malos pronósticos de diversos expertos que aseguran que la probable investidura de Pedro Sánchez “sería suicida para el PSOE y para España”, éste mantiene un optimismo recalcitrante, asegurando que hablará “a derecha y a izquierda con el único objetivo de formar un gobierno reformista y progresista”.
Menudo dilema en el que ahora se encuentra Sánchez. Con una prueba de fuego que Felipe VI ha puesto en sus manos, al ser ahora el encargado de generar alianzas y sobre todo de lograr un acuerdo entre los partidos Podemos –fuerza política de izquierda- y Ciudadanos –fuerza política liberal- dónde ésta última no está dispuesta a apoyar un gobierno que considere a los izquierdistas que defienden un referéndum para Cataluña. Lo que desencadena una situación inminente que lleva a España a hundirse en un profundo torbellino de contradicciones.