Hace 38 años, en el lejano Medio Oriente…
Disputas comerciales, interminables sesiones con discursos en múltiples idiomas, roturas de alianzas y coaliciones, declaraciones de guerra, invasiones y los pronunciamientos del bien contra el terror.
Todo lo anterior suena a la saga de Star Wars. Pero no, son cosas que suceden actualmente en la Unión Europea.
A 38 años del estreno de esa icónica película y ante la premier de un nuevo episiodio de la saga, el mundo parece imitar cada vez más a la ficción.
Andrea Montes RenaudDisputas comerciales, interminables sesiones con discursos en múltiples idiomas, roturas de alianzas y coaliciones, declaraciones de guerra, invasiones y los pronunciamientos del bien contra el terror.
Todo lo anterior suena a la saga de Star Wars. Pero no, son cosas que suceden actualmente en la Unión Europea.
A 38 años del estreno de esa icónica película y ante la premier de un nuevo episiodio de la saga, el mundo parece imitar cada vez más a la ficción.
No es coincidencia que una de las películas más taquilleras y más representativas del siglo pasado gire en torno a un conflicto bélico. El siglo XX fue bélico por excelencia.
Los años en torno a su estreno, el 25 de mayo de 1977, son a menudo recordados como el inicio de un nuevo período de tensión entre los dos bloques dominantes después de la Guerra Fría que se vieron reflejados en el Medio Oriente.
Paradójicamente, dos años antes del estreno de la primer película de George Lucas titulada “Una nueva esperanza”, tuvo lugar la Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa, celebrada en Helsinki como parte de las iniciativas de un nueva etapa de paz entre las dos súper potencias enemigas: Estados Unidos y la extinta Unión Soviética.
El Acta de Helsinki significó el reconocimiento de fronteras, el estrechamiento de la cooperación económica y vagos compromisos de respeto de los derechos humanos.
Y si bien ese tratado buscaba dividir y definir fronteras en Europa, hoy el espacio Schengen tiene una enorme importancia simbólica para el proyecto de los europeos, como un espacio abierto y libre entre los ciudadanos.
En 1977 el miedo giraba entorno al expansionismo soviético y su “Imperio del mal”, hoy lo hace ante el avance del Islam y su “Imperio del terror”.
El eterno conflicto entre el bien y el mal
La crisis económica internacional de ese mismo año, el escándalo Watergate en 1974 o la derrota norteamericana en Vietnam en 1975 crearon una dinámica favorable a una nueva expansión soviética que agudizó la tensión internacional.
La única manera de mantener la paz en aquellos años era que ninguna de las dos súper potencias se sintiera segura. La amenaza de una mutua destrucción asegurada, era la única forma de que no se iniciara una guerra nuclear.
Si hoy los tabloides se abarrotan de noticias sobre el conflicto en Siria y la expansión de ISIS, en los setentas se llenaban con historias de las victorias de los comunistas en el Medio Oriente, en Vietnam y la invasión soviética de Afganistán.
Hoy millones celebran el estreno mundial de la nueva película de Star Wars, al mismo tiempo que Estados Unidos y sus aliados combaten el “Imperio del Mal” encarnado en ISIS.
Sin embargo, cabe destacar que en los años en que comenzó el fenómeno de Star Wars, Estados Unidos y sus aliados eran los principales proveedores de armas para derrocar al gobierno afgano apoyado por Rusia y muchos de esos insurgentes son los terroristas islámicos de la actualidad.