Haití y el resto del mundo siguen en incertidumbre. A un día de que el presidente haitiano, Jovenel Moïse, fuera asesinado en su residencia de Puerto Príncipe, las dudas tras su partida siguen sin aclararse, como quién será su próximo relevo.
Hasta el momento, ha sido el primer ministro, Claude Joseph, quien ha manejado la situación al interior del Estado, asegurando que las Fuerzas Armadas serán quienes ayuden a controlar el caos del país.
Antes del asesinato de Jovenel Moïse, la violencia y las protestas en contra del gobierno eran sólo algunas de las características que perfilaban al territorio caribeño, dos puntos que se reforzaron desde inicios de este año, cuando los haitianos pedían la dimisión del presidente por supuestamente haber terminado su mandato, y aún así, querer seguir en el poder.
Sin embargo, fue el propio Jovenel quien recalcó en repetidas ocasiones que su administración no acabaría sino hasta febrero de 2022, cuando se cumplieran los cinco años que le correspondían como jefe de Estado.
Ante esto, las manifestaciones no se hicieron de lado, sino que siguieron presentes tomando como sostén otros temas, como el aumento de la inseguridad durante el periodo en el que Joseph Jouthe fungió como primer ministro.
Y aunque Jouthe dimitió de su cargo para calmar las protestas, éstas no se frenaron a pesar de la llegada de Claude Joseph, un político que el pasado 5 de julio había sido remplazado por Ariel Henry, quien no ha asumido formalmente su nuevo puesto por el poco apoyo parlamentario.
Con Henry a la cabeza, el presidente Moïse esperaba que la violencia en su país disminuyera, y a su vez las muertes de policías y civiles.
De acuerdo con el Centro para la Acción Legal en Derechos Humanos (CALDH), tan sólo en junio pasado se registraron más de 150 personas asesinadas en Haití, entre ellas 30 policías, y 200 secuestrados. En 2019, según la ONU, 42 murieron y 89 resultaron heridos debido a la escalada de protestas.
Bajo ese panorama, el maestro Óscar Abad, especialista en diplomacia y Relaciones Internacionales de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón, comparte que el asesinato de Moïse deja a un gobierno con muchas dificultades, las cuales son complicadas de atender debido “a la falta de liderazgo que hay al interior del país para retomar el orden político”.
En ese sentido, por más que Claude Joseph esté dando la cara como el máximo representante, su llegada a la presidencia aún se ve lejana por la falta de respaldo que tiene del Parlamento.
Además, antes de que el ministro asuma el papel de jefe de Estado, ese cargo se lo deben ofrecer primero al presidente de la Suprema Corte, un puesto que también está vacío tras la muerte de su presidente René Sylvestre por COVID-19.
Necesaria la ayuda de organizaciones en relevo de Jovenel Moïse
Al percibir un país sin autoridad máxima ni el apoyo del Legislativo, es el maestro Óscar Abad quien opina que las voces que podría mantener a flote a Haití son las organizaciones internacionales.
“Esto es algo que sólo se podría recuperar si organizaciones internacionales, como la ONU, logran tomar las riendas de un proceso de transición para así no dejar a cargo a autoridades políticas completamente criticadas que no tienen elementos institucionales para hacerle frente a esta situación”, remarca.
De ese modo, considera que son las Naciones Unidas o la Organización de Estados Americanos (OEA) las que podrían liderar y vigilar unas próximas elecciones justas y libres en el país del Caribe.
Asimismo, asegura que en caso de que las organizaciones no se hagan presentes como deberían y sean las instituciones haitianas las únicas quienes controlen la situación, es muy probable que la violencia e inseguridad empeoren en ese territorio por la desconfianza que hay a su alrededor.
Hasta el momento, Luis Almagro, secretario general de la OEA, además de manifestar su desacuerdo con el asesinato al presidente Jovenel Moïse por ser un hecho envuelto en violencia, ha pedido enfáticamente al ministro Claude Joseph que cumpla con el calendario electoral acordado
Se espera que a partir de este año, Haití trabaje en una nueva jornada electoral, la cual se prevé sea monitoreada no sólo por ONGS, sino por gobiernos regionales y europeos, los cuales han lamentado la pérdida de Jovenel Moïse por medio de un asesinato.