Desde hace 14 años, parece que en Nicaragua nada ha cambiado. Daniel Ortega, su presidente, sigue liderando al país y lo hará por otro periodo más tras ganar las elecciones del pasado domingo.
Con más del 70 por ciento de los votos a su favor, el político sandinista se llevó la jornada electoral junto a su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, dejando atrás a los cinco candidatos que intentaron arrebatarle su cuarta reelección.
Al darse a conocer su victoria, fueron múltiples los países que se manifestaron en contra, entre ellos Chile, España, Colombia, Perú, los 27 miembros de la Unión Europea, así como Estados Unidos, la nación que más ha perseguido a Ortega con el argumento de que su mandato no es legítimo ni democrático.
“Lo que el presidente nicaragüense Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, orquestaron fue una elección pantomima que no fue libre ni justa, y ciertamente no democrática (…) La familia Ortega Murillo ahora gobierna Nicaragua como autócratas, no diferente a la familia Somoza contra la que Ortega y los sandinistas lucharon hace cuatro décadas”, se leyó en un comunicado emitido por la Casa Blanca, haciendo referencia a la detención de al menos siete candidatos presidenciales por parte de la administración orteguista y a la falta de observadores internacionales durante su jornada electoral.
Bajo esa línea, la administración federal demócrata aseguró que utilizaría todas las herramientas diplomáticas y económicas a su disposición para apoyar al pueblo de Nicaragua y responsabilizar al gobierno de Ortega-Murillo y a quienes facilitan sus abusos.
Comunicado | Pronunciamiento del Gobierno del Ecuador ?? frente a las elecciones en Nicaragua ??: https://t.co/j0WJPtY3vm pic.twitter.com/XV98kDdDhh
— Cancillería del Ecuador ?? (@CancilleriaEc) November 8, 2021
Al respecto, es el académico Nayar López Castellanos, politólogo latinoamericanista de la UNAM, quien opina que sin duda son las represalias económicas por parte de la Unión Americana uno de los principales retos a afrontar para el nuevo mandato nicaragüense, en espera de terminar en 2027.
Aunque esas represalias ya se han dado a conocer en los últimos meses, se prevé que al corto plazo se potencialicen a través de la Ley RENACER, una reforma recientemente aprobada por la Cámara de Representantes que tiene el objetivo de retirar a Nicaragua del Tratado de Libre Comercio con Centroamérica (CAFTA), un acuerdo en el que el gobierno estadounidense le brinda apoyo económico a la administración latina.
Pero no sólo eso, de acuerdo con la internacionalista Adriana Estefany Carbajal, académica de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón, Ortega deberá lidiar con otro Estado importante para la región: Costa Rica.
Con esta nación, Nicaragua ya tenía un registro de conflictos bilaterales desde hace 10 años, los cuales pueden agudizarse tras la reelección de Ortega, una victoria que el gobierno costarricense decidió desconocer por los mismos argumentos de Estados Unidos.
“Esto va a impactar de manera negativa a Nicaragua, lo cual incluso podría generar más inmigración en el país por la desestabilidad política que se está desarrollando”, asegura.
Y aunque ese escenario es desalentador para la administración sandinista, la profesora sostiene que aún hay posibilidades de que Ortega termine su mandato de cinco años a pesar de los límites que tiene.
ATENCIÓN: EN vísperas de la «coronación» de la dictadura en Nicaragua, me enorgullece ver a la Cámara y al Senado unirse para aprobar la ley RENACER. No abandonaremos al pueblo de Nicaragua que grita desesperado. #SOSNicaragua https://t.co/Ug666Zo5Lj pic.twitter.com/80AO43dvnw
— Senate Foreign Relations Committee (@SFRCdems) November 3, 2021
El as de Ortega
Al empezar su cuarto mandato con el pie izquierdo, sin una mayoría de gobiernos que lo apoye y con opositores que le dan golpes económicos, se prevé que el presidente Daniel Ortega muestre su último as bajo la manga para no dejar caer su mandato ante los ojos de la comunidad internacional.
En entrevista, el profesor López Castellanos afirma que entre esas medidas está retomar el diálogo con la oposición, el cual se abandonó en abril de 2019 por la falta de cumplimiento de los acuerdos que habían aceptado los representantes del gobierno, y el reforzamiento de sus políticas públicas.
“Mantener el conjunto de políticas sociales es parte importante para su gobierno; entonces, debe seguir manteniendo el apoyo al campo, luchar contra el combate a la pobreza y seguir con los retos de la pandemia”, asegura.
Por otro lado, añade que debe resolver cuanto antes la problemática en torno a las detenciones de los políticos opositores, lo cual ha sido fuertemente cuestionado a nivel internacional.
De no hacerlo, sería muy difícil alcanzar no solamente la paz social sino política al interior de Nicaragua, así como consolidar su liderazgo y legitimidad electoral, algo que ha defendido desde el comienzo de su mandato.
Al respecto, la internacionalista Adriana Estefany Carbajal opina que eso es complicado de lograr por parte de Ortega, por lo que se esperan más detenciones a líderes opositores o limitaciones para enfrentarlo.
“Eso va a hacer que sea aún más complicado para que realmente surja un fuerte contrapeso para su gobierno, porque utilizará el poder que ha tenido desde hace años”, menciona.