Día con día, los militares se apoderan más de Myanmar y de la democracia que ayudó a consolidar Aung San Suu Kyi, la exconsejera de Estado y activista que fue derrocada por el Ejército en febrero pasado.
El 21 de mayo, fue la Comisión Electoral birmana, liderada actualmente por los militares, la que anunció la disolución del partido democrático más fuerte de su país: la Liga Nacional para la Democracia (LND), liderado y fundado por la también Nobel de la Paz, Suu Kyi, desde 1988.
Entre los argumentos de los militares, principalmente de Thein Soe, director de la Comisión, fue que dicho grupo político había cometido un fraude electoral en las elecciones de noviembre pasado, cuando la LND se llevó la jornada con el 80 por ciento de los 476 escaños del Parlamento. El partido del Ejército, por otra parte, ganó sólo 33 lugares.
“(Aung San Suu Kyi) ha dicho que está rezando por todos, y que su partido fue formado por la gente, por lo que existirá mientras la gente exista”, declaró respecto a la disolución de la LND, Min Min Soe, una de las abogadas de la activista, minutos después de reunirse con ella este lunes antes de que hiciera su primera aparición pública desde hace tres meses.
Y aunque para Suu Kyi la desaparición de su partido no significa nada siempre y cuando sus seguidores, y quienes conforman la oposición, sigan luchando por la democracia, lo cierto es que quienes la apoyan ya no tienen un grupo al cual puedan recargarse y votar en futuras elecciones, si es que los militares las aprueban.
Cristina Godos González, maestra en Relaciones Internacionales por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM, detalla en ese sentido que el objetivo de los militares había sido siempre quitar a Suu Kyi de su camino para volver a estar el frente del poder, como había pasado antes de que, en 2015, la activista ganara las elecciones generales.
“Desde que Aung San Suu Kyi gana las elecciones, a partir de ese entonces se pensaba que podría haber un Myanmar democrático, pero como la junta militar empezó a intentar hacer golpes de Estado, la quitan del puesto porque les estorbaba, porque prácticamente todos los negocios que tenían estos militares se estaban viniendo para abajo”, dice Godos González.
Asimismo, agrega que con la desaparición de la LND, lo único que hace el Ejército es ir en contra de los procesos democráticos, un hecho que puede dificultar, sin duda alguna, la aparición de otro partido similar en el futuro.
Por su parte, para Michelle Calderón García, académica e internacionalista de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón, aunque en Myanmar sí puede haber otros espacios políticos para los seguidores de Suu Kyi, en realidad estos pocos lugares podrían estar ligados a los militares, a lo que ellos representan.
“En Myanmar existe un tema político en el que sí hay otros espacios, no obstante, estos se encuentran ligados, por decirlo así, al poder militar; entonces, es probable que más adelante se busque una alternativa para generar otro partido o para restablecer el actual, la Liga Nacional para la Democrática”, admite.
El apoyo a oposición de Myanmar persiste
Antes de que se diera a conocer la disolución del partido de Aung San Suu Kyi por parte de la Comisión Electoral birmana, entre las voces internacionales que se impusieron estuvo la Unión Europea, asegurando que ello representaría un ataque para la voluntad del pueblo.
Ante este mensaje, el Ejército no respondió, hizo caso omiso, justo como lo ha hecho desde que protagonizó el golpe de Estado y gobiernos como el de Estados Unidos le exigen tratos democráticos para los birmanos en general.
Sin embargo, la académica de la FES Aragón, Michelle Calderón García, remarca que, aún cuando los militares no han tomando en cuenta las opiniones internacionales, es evidente que por parte de los opositores seguirá habiendo protestas en las calles en favor de su seguridad.
En ese sentido se espera que, aun cuando los birmanos carecen de un partido central, continúen reuniéndose en las calles para representar a la oposición, y así, la comunidad internacional siga luchando porque que los militares le abran una puerta a la democracia, pues “habrá que ver cuánta presión internacional pueden sostener”.