Pandemia de desigualdad, retroceso en pobreza
La emergencia sanitaria por el COVID-19 amenaza con borrar los avances en la reducción de pobreza conseguidos por organismos internacionales
Mara EcheverríaLa desigualdad es una amenaza latente para el mundo y podría agravarse con la emergencia sanitaria por el coronavirus, lo que llevaría a gobiernos e instituciones a dar pasos en reversa en la erradicación de la pobreza.
Para António Guterres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la crisis por el COVID-19 mostró la fragilidad del mundo y las regiones que habían progresado en la reducción de la pobreza y la desigualdad están en riesgo de borrar sus avances.
En este sentido, la ONU proyecta que serán 100 millones de personas las que se sumen a los niveles de extrema pobreza, lo cual pondrá en relieve “la fragilidad” de un mundo desigual, y la situación podría salirse de control dado que los especialistas prevén que la economía internacional enfrentará una crisis peor a la que dejó la Segunda Guerra Mundial.
Entre los avances que destacan respecto a la reducción de la pobreza, el Banco Mundial (BM), señala que en las últimas décadas 10 por ciento de la población mundial vive con menos de 1.90 dólares al día, cuando la cifra representaba casi el 36 por ciento de la población en 1990.
El BM coincide con la ONU en que la tendencia podría revertirse este año por el coronavirus, dado que esta emergencia ha sido la causante de la pérdida de empleos, la reducción en el envío de remesas, el alza de precios y la interrupción de la prestación de servicios como la educación y la salud.
En el análisis “Coronavirus: la respuesta del Grupo Banco Mundial ante la emergencia mundial de hacer frente a la pandemia”, el banco estima que serán entre 40 y 60 millones de personas las que caerán en pobreza extrema y tendrán que sustentar sus necesidades con menos de 1.90 dólares diarios este año, como consecuencia, la tasa de pobreza extrema mundial podría aumentar entre 0.3 y 0.7 puntos porcentuales, hasta llegar a alrededor del 9 por ciento en 2020.
Además, la proporción de la población que vive con menos de 3.20 dólares al día será de 23 por ciento o más de la población mundial y el porcentaje de las personas con ingresos por debajo de 5.50 dólares diarios podría aumentar entre 0.4 y 1.9 puntos porcentuales, hasta llegar al 42 por ciento. Sin embargo, las cifras podrían agravarse si la crisis es peor de lo que proyectan los expertos.
“Por primera vez desde 1998, las tasas de pobreza aumentarán a medida que la economía mundial entre en recesión y caiga abruptamente el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita. La crisis en marcha revertirá casi todos los avances logrados en los últimos cinco años”, dicen economistas del Banco Mundial en el análisis.
Fragilidad económica, sintoma de la desigualdad
En los últimos años el mundo ha dado pasos para reducir la desigualdad, sin embargo, una de cada 10 personas en las regiones en desarrollo subsiste en el umbral de la pobreza, declara la ONU en el estudio “Acabar con la pobreza”.
El organismo internacional destaca que se han logrado avances significativos en muchos países de Asia oriental y sudoriental, pero casi el 42 por ciento de la población del África Subsahariana aún vive en la pobreza extrema, mientras que en la región de Oriente Medio la tasa de pobreza es inferior al 3 por ciento.
“La pobreza va más allá de la falta de ingresos y recursos para garantizar unos medios de vida sostenibles. Es un problema de derechos humanos. Entre las distintas manifestaciones de la pobreza figuran el hambre, la malnutrición, la falta de una vivienda digna y el acceso limitado a otros servicios básicos como la educación o la salud”, declara la ONU.
Poner fin a las desigualdades es el primero de los 17 objetivos de la Agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, con ello la organización y los Estados miembros han garantizado recursos para proporcionar medios suficientes a los países en desarrollo, pero con la crisis económica esta situación podría cambiar.
La finalidad de la ONU con los ODS es asegurar que las personas que no cuentan con los recursos económicos suficientes y que no tienen acceso a los servicios básicos mejoren su calidad de vida, aunque el riesgo de incumplirlos es latente por la amenaza que significa el COVID-19, de acuerdo con António Guterres.
El director general de la ONU refiere que la emergencia sanitaria dejó más claras las desigualdades en el mundo y esto ha ocasionado que las personas se sientan abandonadas ya que han visto cómo las políticas económicas canalizan los recursos a los privilegiados y cómo persisten vicios como la discriminación y la violencia contra los marginados.
Guterres considera que las desigualdades han quedado tan veladas que por ello hubo diversas manifestaciones masivas registradas este año en todo el mundo para protestar contra sistemas injustos y desiguales, las cuales calificó como muestras de que la gente está cansada de la desigualdad y la discriminación.
“El COVID-19 es como una radiografía que revela las fracturas del endeble esqueleto de las sociedades que hemos construido. Expone las falacias y las falsedades por todas partes, como el mito de que estamos todos en el mismo bote, porque aunque todos flotamos en el mismo mar, es claro que algunos lo hacen en yates de lujo mientras que otros se aferran a los deshechos que quedan a la deriva”, declara el director general de la ONU.