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¿Fin de la crisis política?

Desgarrado, fracturado y bajo presión, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), finalmente fijó su postura. Por “responsabilidad” dejará gobernar a Mariano Rajoy. 

 

137
diputados de 350 votaron por Rajoy en junio pasado
Pronto llegará el momento en que la militancia recupere y reconstruya su PSOE. Un PSOE autónomo, alejado del PP, donde la base decida. Fuerza”
Pedro SánchezExsecretario general
del PSOE
Abstenerse en la investidura de Rajoy es un grave error. El PSOE está incumpliendo su compromiso con los españoles” 
César Luena Exsecretario de organización del PSOE

Desgarrado, fracturado y bajo presión, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), finalmente fijó su postura. Por “responsabilidad” dejará gobernar a Mariano Rajoy. 

 

La decisión de abstenerse fue tomada en el último momento por el Comité Federal Socialista, con 139 votos a favor frente a 96 contra, que deberán poner fin a 10 meses de estancamiento político; lo que no garantiza la estabilidad del próximo gobierno encabezado por la derecha.

 

El actual Presidente en funciones y jefe ejecutivo del Partido Popular (PP), que ganó las elecciones generales del 26 de junio con un 33 por ciento de los votos y 137 de los 350 diputados, ahora tendrá el reto de gobernar en minoría.

 

El PSOE, por su parte, no impondrá ninguna condición a cambio de su abstención, pero tampoco le ofrece ninguna garantía de estabilidad o apoyo más allá de la nominación.

 

Y para dejar bien en claro que esto no se trata de una alianza entre los dos partidos, sino de una abstención técnica, los socialistas votarán contra Rajoy en la primera votación de investidura con el fin de mostrar su “rechazo frontal a las políticas del PP”. 

 

Y para “desbloquear la excepcional situación institucional” se abstendrán en la segunda votación, 48 horas más tarde.

 

Decisión ‘suicida’

 

La crisis política que sufrió España durante más de 300 días, con un Parlamento fragmentado e incapaz de asegurar una mayoría, deberá resolverse también parcialmente. 

 

Pero no la de los socialistas, en que la elección de una abstención ya dejó profundas cicatrices: será difícil recuperarse del traumático comité federal del 1 de octubre, cuando el exsecretario general, Pedro Sánchez, defensor del “no es no” a Mariano Rajoy, se vio presionado a renunciar. 

 

Durante el comité de este domingo 23 de octubre, los dos campos opuestos dentro del partido se enfrentaron de nuevo, aunque en un tono menos hostil. 

 

Para los defensores de la abstención, se trataba de ocasionar un “mal menor”, ya que unas terceras elecciones habrían sido “perjudiciales para la salud de la democracia” trayendo un gran “daño a España y los españoles”, además de correr el riesgo de provocar un mayor “declive electoral del PSOE”.

 

Pero para los partidarios del No a Rajoy, el PSOE “no puede ser el compañero de viaje del gobierno más insensible y neoliberal sufrido por España en todos sus años de democracia”. Y muchos de ellos anunciaron que no cumplirán con la disciplina de voto del PSOE, después de una decisión que ellos juzgan como “suicida”.

 

Pero, ¿cuál fue la decisión menos mala para los socialistas, afectados por la crisis de la socialdemocracia europea, amenazados por la izquierda de Podemos y que está relegada muy por detrás del PP con sólo el 22 por ciento de los votos y 85 diputados? 

 

Muchos coinciden en que no hay duda de que unas terceras elecciones habrían tenido terribles consecuencias para el PSOE. 

 

Se estima que le habría hecho caer por debajo del 20 por ciento de los votos y perdería su estatus como el primer partido de la oposición, en favor de la izquierda de Podemos.

 

En este sentido, el PSOE es un partido del sistema de instituciones. Y es la razón por la cual no pueden aliarse con Podemos ni con los separatistas catalanes, cuya finalidad es, precisamente, la liquidación del sistema existente. 

 

Ahora debe recuperar su credibilidad y recuperar la cohesión interna. Pues la amenaza latente durante los últimos meses sobre una tercera ronda electoral provocó un fuerte deterioro del sistema político español, visto internacionalmente como incapaz de resolver su callejón “sin salida”.

 

A pesar de la victoria de los abstencionistas, aún queda mucho por conocer acerca de las consecuencias de este acuerdo de juramento, que no es un acuerdo de coalición. 

 

Los socialistas prometen una “fuerte oposición” al PP. 

 

En ese sentido, en el texto aprobado este domingo se definen los objetivos: la derogación de las tres grandes reformas del gobierno de Mariano Rajoy que son la reforma laboral, la ley de seguridad “ley mordaza” y la ley de educación Lomce, además de reanudar el diálogo con Cataluña: un programa que será difícil de aterrizar después de haber dado las llaves de la Moncloa al PP.

 

Y mientras que España experimentó la aparición de nuevos partidos – Podemos  y Ciudadanos – como una oportunidad para renovar la escena política, la fragmentación del Parlamento por fin está a punto de llegar a un acuerdo entre las dos principales formaciones con el fin de preservar el sistema actual. 

 

¿Cuánto tiempo durará el frágil gobierno en minoría del PP?

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