El Trump búlgaro

En las pasadas elecciones presidenciales en Bulgaria, el magnate Veselin Mareshki se presentó a las urnas y aunque se quedó lejos del objetivo, obtuvo un inesperado 11 por ciento de la votación en la primera ronda.

Este resultado contra todo pronóstico podría quedar como anecdótico a no ser porque el empresario guarda ciertas similitudes tanto en sus acciones y en el discurso que llevaron a Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos.

Carlos Salazar Carlos Salazar Publicado el
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Gasolineras son VM Petroleum
A sus rivales farmacéuticos los orilla a comprar sus medicamentos a su distribuidora o los amenaza con abrir uno de sus locales cerca de su competencia
“Yo me considero un candidato antisistema como Donald Trump. Nosotros podríamos cambiar el mundo”
Veselin MareshkiEmpresario y político

En las pasadas elecciones presidenciales en Bulgaria, el magnate Veselin Mareshki se presentó a las urnas y aunque se quedó lejos del objetivo, obtuvo un inesperado 11 por ciento de la votación en la primera ronda.

Este resultado contra todo pronóstico podría quedar como anecdótico a no ser porque el empresario guarda ciertas similitudes tanto en sus acciones y en el discurso que llevaron a Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos.

Un populista que pregona el patriotismo exacerbado, el cierre irrestricto de fronteras y sobre todo el rompimiento con la clase política tradicional y corrupta, el establishment.

Ahora, Mareshki de 49 años quiere sacar provecho de su capital político para formar un partido que contienda en las próximas elecciones legislativas y por qué no, le permitan postularse nuevamente a la presidencia desde una mejor posición.

“Yo me considero un candidato antisistema como Donald Trump. Nosotros podríamos cambiar el mundo”, declaró recientemente el empresario, consciente de los comparativos inevitables entre ambos.

Empresarios, magnates, con poca o nula experiencia política, patriotas, que se autodefinen como la antítesis de la política tradicional, y que explotaron ese discurso durante sus respectivas campañas.

“Percibo muchas similitudes en nuestras campañas. Podemos ver que Trump tomó un enfoque muy diferente a los candidatos tradicionales, y yo también lo hice”, comentó Mareshki durante su campaña.

Durante su campaña presidencial en 2016, no contó con ningún presupuesto para publicidad y realizó pocos actos de campaña en comparación con sus adversarios, y sin embargo, alcanzó un 11 por ciento de la votación, cifra muy superior a la proyectada, y todo un triunfo personal dadas las circunstancias.

El próximo 26 de marzo, habrá elecciones parlamentarias en Bulgaria, y Mareshki espera que los señalamientos de las similitudes con Trump le puedan favorecer a su recién creado partido “Volia”, una palabra que en búlgaro significa fortaleza de carácter.

Mareshki es un caso más de un fenómeno que se ha venido dando en algunos países del este de Europa, principalmente aquellos que formaron parte de la Unión Soviética: el surgimiento de una nueva generación de políticos populistas.

Sin embargo, a diferencia de otros que evitan las comparaciones con Trump, o aquellos que llevan más tiempo en la trinchera que aseguran que Trump es quien les copió, Mareshki se siente cómodo con la comparación, y espera que en los próximos años, le pueda ayudar a despegar su carrera política.

“Soy un empresario que ha construido durante más de 30 años un negocio muy exitoso. He ganado mucha experiencia con los años, así que no tengo miedo de hablar de frente a la gente y llamar a las cosas por sus verdaderos nombres”.

El empresario rebelde

Veselin Mareshki tuvo sus primeros acercamientos con la industria farmacéutica en la Unión Soviética. Sin embargo, sería hasta después de la caída del muro de Berlín que comenzaría a construir su imperio.

Entre 1991 y 1992 tuvo la visión de emprender en un mercado hasta entonces subdesarrollado en Bulgaria, los fármacos, aprovechando el boom capitalista.

Comenzó distribuyendo medicamentos en hospitales, y después cuando las reformas permitieron la operación de farmacias particulares, el empresario se lanzó de lleno a intentarlo. Abrió su primer farmacia en 1992 en Varna, su pueblo natal. Para 2012 ya había abierto farmacias en todas las grandes ciudades de Bulgaria.

Actualmente tiene más de 350 a lo largo de todo el país, y su apellido está en cada una de ellas.

Es a través de la operación de sus farmacias donde ha podido dar las mayores muestras del populismo que lo caracteriza. Sus farmacias se caracterizan por vender los medicamentos a precios más bajos que las grandes cadenas, especialmente aquellas demandadas por los búlgaros más longevos.

Mareshki se ha valido de esta estrategia para denunciar la existencia de un gran cártel farmacéutico que está estafando a los consumidores. Su visión empresarial ya comienza a llevarla a su plataforma política.

“Yo no me dedico a hacer promesas como otros empresarios. Yo actúo, yo hago que las cosas pasen. Yo les he demostrado que es posible tener medicamentos más baratos”.

Un año antes de comenzar su aventura presidencial, en 2015, abrió su primer gasolinera, con la misma premisa de sus farmacias: precios más baratos (esta vez por unos centavos). El resultado fueron largas filas durante su apertura.

Mareshki argumentó que, en realidad él no estaba buscando expandir su actividad empresarial a otros sectores, sino que simplemente estaba harto de ver como los ‘cárteles’ le seguían robando a los ciudadanos en Bulgaria.

Hoy, ya cuenta con 12 estaciones de servicios en el país con el nombre VM Petroleum, y tiene intención de expandirse internacionalmente.

Mareshki ha sido objeto de diversos señalamientos por la forma en que ha obtenido su riqueza, y su predilección por los lujosos automóviles y los jets privados lo han hecho uno de los personajes favoritos de la prensa búlgara.

Entre algunas de las acusaciones ha sido la de prácticas desleales a sus competidores. A sus rivales farmacéuticos los orilla a comprar sus medicamentos a su distribuidora o los amenaza con abrir uno de sus locales cerca de su competencia.

También fue acusado de haber golpeado en alguna ocasión a un miembro del Consejo de la ciudad de Varna, y de haber construido una casa en esa localidad sin los permisos adecuados.

A pesar de que ninguna de esas acusaciones ha prosperado legalmente, Mareshki tiene su propia explicación, es la clase política y los dueños del poder quienes lo tienen señalado como incómodo y quieren silenciarlo.

“Tanto mi persona como mis negocios han sufrido toda clase de ataques de los cárteles, y todo el estado corrupto también se ha puesto en contra mía”.

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