20 años de magia interminable
Para La Princesa A.
En 1995 se vivía en un mundo donde Madonna conquistaba las ventas de discos con su sencillo “Take a bow”, la caricatura “Tiny Toon” estaba por finalizar y Alfonso Cuarón estrenaba “La princesita”, cinta por la cual Emmanuel “El Chivo” Lubezki obtendría su primer nominación al Oscar como Mejor Fotografía.
Hidalgo NeiraPara La Princesa A.
En 1995 se vivía en un mundo donde Madonna conquistaba las ventas de discos con su sencillo “Take a bow”, la caricatura “Tiny Toon” estaba por finalizar y Alfonso Cuarón estrenaba “La princesita”, cinta por la cual Emmanuel “El Chivo” Lubezki obtendría su primer nominación al Oscar como Mejor Fotografía.
Nuevo y reciente era el camino de Cuarón en Hollywood en aquel entonces ya que apenas hace dos años atrás había realizado “Solo con tu pareja”, que fue carta de presentación ante la industria estadounidense que le abrió las puertas para hacer cine fuera de México.
Durante el rodaje se contó con un presupuesto de 17 millones de dólares (mdd) mismo que ayudó a filmar inclusive en India para las secuencias del poema épico hindú “Ramayana”, lamentablemente en taquilla solo consiguió recuperar 10 mdd.
Un reparto casi sacado del anonimato pero escogido para hacer un ensamble actoral que se recuerda con nostalgia, es lo que consolida al filme como una película que fue atinada el mantener el bajo perfil en Hollywood pero entrañable para el público que recuerda a Liesel Matthews como Sara Crewe, la “princesita” y narradora de esta historia.
Realmente lo que sostiene a esta producción es un guión estructurado de la mano de Richard LaGravenese y Elizabeth Chandler, quienes tomaron el libro homónimo de Frances Hodgson Burnett quien también escribiera “El jardín secreto”.
El libro publicado originalmente hace 110 años es una versión extendida del cuento literario de Burnett “Sara Crewe: or, What Happened at Miss Minchin’s” el cual fue publicado de manera serial entre 1887 y 1888.
A pesar de que el filme de Cuarón se basó en este libro, la película difiere del texto publicado en 1905, y resulta ser una versión adaptada de la cinta del mismo nombre protagonizada por Shirley Temple en 1939.
Desde la salida de la película que conmemoró el 90 aniversario de la publicación, Cuarón ha seguido el camino de la fantasía en cine solo en otra ocasión: Cuando filmó en 2004 “Harry Potter y el prisionero de Azkaban”.
Realmente Cuarón ha tenido buena aceptación en cine con este género, pero su último proyecto “Believe” (2014), llevado a la televisión como serie, no tuvo el despegue que se esperaba ya que solo duró una temporada a pesar de haber sido producida por J.J. Abrams.
Interesante es ver en retrospectiva que al defeño –todavía hasta antes de ganar su Oscar por “Gravedad” en 2014– se le reconocía en el ámbito más por su cinta de “La princesita”, que por las adaptaciones de “Grandes esperanzas” o “Niños del hombre”.
Aquí en México la gente lo ubicaba más por “Solo con tu pareja” y el boom que creó en 2001 el movimiento charolastra con el dúo García Bernal-Luna que ahora son internacionalmente famosos.
Nuestra expectativa como público se mantiene en suspenso por saber hacia dónde puede ir a girar la carrera de este director que seguramente Hollywood está dispuesto a seguir apoyando ya que demuestra que sus películas son redituables.
Nunca se hubiera pensado que Cuarón habría sembrado el realismo mágico para las generaciones futuras, que ojalá acerquen a Borges, Rulfo o a “El Gabo” a los próximos escritores o cineastas del siglo 21.
En esta modernidad que carece de princesas, castillos o dragones rojos con los cuales escapar, sigue existiendo el mar de la ficción para chicos y grandes. Por 20 años más para Cuarón y seguir volviendo a recordar.