Abuso de autoridad y fuerza. Gobierno débil

Fernando Alberto García Cuevas Fernando Alberto García Cuevas Publicado el
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Conocer la historia permite abrevar del conocimiento y experiencia desarrollada por generaciones anteriores, facilita comprender con mayor claridad lo que sucede en la actualidad. Indagar entre las fuentes del conocimiento aportado por filósofos y pensadores de todos los tiempos, otorga aprendizaje y oportunidad para la anticipación estratégica.

En este sentido, la ciencia política, encargada de estudiar teorías, prácticas políticas y sistemas de gobierno que más impactan a la sociedad, analiza, teoriza y define con precisión el fondo y la forma del estilo de gobernar de quién se trate y explica el perfil ideológico de aquellos que ejercen el poder.

Este análisis genera información que permite mediante observación y estudio, conocer con detalle las características de lideres y gobernantes. Los datos obtenidos son útiles para comprender objetivamente, sin máscaras, la verdadera naturaleza de quienes ejercen el poder. Prevenir tendencias, su eventual impacto en la sociedad, y desde luego, seleccionar futuros deseables.

El oportuno análisis de referencia sirve de base para definir estrategias políticas de defensa, contención, rectificación y en su caso, el involucramiento activo de la sociedad, para reducir y eliminar el origen de los peligros, así como los posibles riesgos y daños que se infligen a la sociedad.

Considerando la naturaleza del gobierno actual en México, vale repasar el significado y el fondo de una de las mas peligrosas formas de degeneración de la democracia que es la oclocracia, término acuñado por Polibio, historiador griego, en su obra titulada Historias, escrita en torno al año 200 A.C.
Polibio considera que, en tanto la democracia es el gobierno del pueblo, la oclocracia es el gobierno sujeto al interés de una sola persona que actúa en nombre de la muchedumbre.

Adentrando en la definición del concepto, Polibio transita de monarquía a tiranía, de aristocracia en oligarquía para finalmente llegar a democracia, que se puede degradar en oclocracia.

Ilustres pensadores como Aristóteles, Giovanni Sartori, Ortega y Gasset entre otros, advirtieron también del peligro que representan los oclócratas para la democracia, que en su afán de mantener el poder, utilizan formas autoritarias y corruptas, apoyados en propaganda y manipulación constante sobre las masas, dirigida a su población objetivo, que suele ser el sector menos preparado y más débil de la sociedad.

Para los oclócratas, el único interés real es la conquista y mantenimiento del poder mediante la mentira y la demagogia permanentes en sus múltiples formas, utilizando estratagemas útiles para provocar emociones manipulables entre la población, la provocación de miedos colectivos, aunado a las constantes promesas inalcanzables con la finalidad única de ganar apoyo popular.

El propio Jean-Jacques Rousseau en su Contrato Social, define la oclocracia como la degeneración de la democracia, a partir de la desnaturalización de la voluntad, es decir, cuando la intención general cede ante el afán de unos cuantos.

También señala que, mientras la oligarquía es un gobierno de pocos, la tiranía, es un gobierno ejercido con abuso de poder y fuerza.

Las frecuentes agresiones a periodistas y opositores al régimen, nos advierten del peligro presente en la vida de los mexicanos.

Es momento de poner un alto, rescatar el respeto entre las partes, abrir una etapa de diálogo permanente entre gobierno y sociedad, que dé paso al entendimiento y la colaboración. Siempre será mejor reconocer faltas y corregir el rumbo, que permanecer atrapado en la imprudente y peligrosa terquedad que topará con un callejón sin salida.

México, somos todos, juntos podemos conservar y no destruir lo mucho de bueno que tenemos como nación y ocuparnos de mejorar todo aquello que no este bien.

Los mexicanos somos una familia, nos necesitamos unos y otros.

No más polarización, es la consigna de la mayor parte de mexicanos de conciencia activa. No más fomento de odios y resentimientos que oxidan nuestras relaciones.

México es una nación libre y soberana, plural y diversa, con fuertes raíces culturales, con vastos recursos naturales, una gran infraestructura social y económica, pero sobre todo, contamos con una maravillosa juventud y niñez, que merece un mejor porvenir. Entiéndase bien, los de nuestra generación, no tenemos derecho a destruir futuro de las nuevas generaciones, ni por negligencia, menos aún por indiferencia.

México nos necesita a todos, México merece un mejor presente, un mejor futuro.

Nuestra generación esta obligada a preservar nuestras libertades, todas las libertades que hemos conquistado por generaciones.

Lo que hemos construido es patrimonio de todos. Nadie tiene derecho a destruirlo.

Utilicemos nuestra poderosa energía, en la construcción de una nación saludable para todos. No al totalitarismo. No al neoliberalismo.

Por una sociedad SANA, en el más amplio sentido de la palabra.

Así sea.

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