Adiós 2020
Parece una pesadilla. Del encierro a los cubrebocas. De las noticias fatídicas al estar en casa. De dejar nuestra rutina por una nueva. De divorcios y despedidas. Estando en una vorágine en la nos consume el tiempo en que no sabemos qué pasará. Ayer por la noche mi hermano me preguntaba qué fue lo mejor […]
Indira KempisParece una pesadilla. Del encierro a los cubrebocas. De las noticias fatídicas al estar en casa. De dejar nuestra rutina por una nueva. De divorcios y despedidas. Estando en una vorágine en la nos consume el tiempo en que no sabemos qué pasará.
Ayer por la noche mi hermano me preguntaba qué fue lo mejor de nuestros logros este año. Y de verdad, con dos focos de contagio de COVID-19 en el Senado de la República, yendo y viniendo cada semana desde Monterrey, Nuevo León a la Ciudad de México, agradezco que mis pruebas semanales (sí, ya tengo la nariz “entrenada”) hayan salido negativas. Eso, no debería ser alegría, pero poder seguir trabajando por mi país sin la angustia de caer enferma es en sí mismo un privilegio.
No así ha sido el caso de muchas personas. En los meses perdí a un par de familiares, también estuvimos en angustia por algunos más. Saber que tenemos un sistema de salud que no alcanza es, de hecho, hasta para enfermarse. Si hay algo que parece que se “eterniza” no es el miedo por la pandemia, sino por caer en un hospital público en donde la falta de medicinas, médicos y material, te lleven al borde de la muerte.
Las grandes lecciones que nos está dejando esto desnudan todas las debilidades de nuestro sistema de salud. Es terrible pensar en lo mucho que hemos perdido por décadas.
Pero, ¡llegamos! Sin mucha esperanza en una vacuna que tardará en ver sus efectos en la población. No queda más que sacar las fuerzas para no dejar que el miedo nos haga esclavos. Pienso que cada persona que sale a trabajar contra todo pronóstico merece un digno reconocimiento, porque gracias a ese esfuerzo este país resiste a los embates de la circunstancia.
Porque mientras no hay manera de recuperar el tiempo perdido y el dinero público, siempre existen esos mexicanos y mexicanas que salen a darlo todo. La comunidad médica, empresarial, de mujeres que cuidan. A cada una de esas personas este cierre de 2020, habría que hacerles un gran monumento personal de agradecimiento.
Que este 2021 sea un poquito más amable. Que amanezcamos sonriendo con esas pequeñas cosas que nos hacen sentir la vida y que frente a las circunstancias adversas, sigamos siendo eso que somos. La crisis muestra lo mejor y lo peor. Que sea lo mejor para un país necesitado de nosotros y nosotras mismas.
Gracias a mi casa Reporte Índigo por guardarme este espacio para seguir compartiéndonos. A mis lectores: espero con toda mi esperanza que el año que viene podamos seguir demostrando juntos y juntas que se puede resistir y enfrentar con lo mejor que tenemos esta crisis que a todos y todas nos trae en jaque.
Felices fiestas.