Ahí viene el Coco

Gianco Abundiz Gianco Abundiz Publicado el
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Me parece increíble que, a más de veinticinco años de publicidad y promoción por todo el país y en medios de comunicación, mucha gente siga pensando que alguien (un espectro maligno) los va a “meter” al Buró de Crédito.

Es una amenaza permanente de los despachos de cobranza, de las instituciones financieras y de las entidades comerciales a las que les debemos dinero: “Si no paga, lo meto al Buró…”. Al escuchar eso, sudamos frío y después de un vahído, buscamos la manera de “tomar chocolate y pagar lo que debemos”.

La realidad es muy sencilla: cada uno entra por su propio pie al famoso Buró. Basta con que empieces a tener relaciones con comercios, te des de alta en el SAT, tramites un crédito o contrates servicios como energía eléctrica, televisión de paga, plataformas de streaming, telefonía, etcétera, para que empiecen a reportar tu buen o mal comportamiento a la hora de pagar.

Y finalmente, ya que estamos registrados, el Buró de Crédito lo único que hace es dar seguimiento a nuestro comportamiento como persona pagadora. ¿Recuerdas tus calificaciones escolares? ¿Cuánto sacaste en biología, en historia, ¡en matemáticas!? Lo mismo ocurre con tu historial crediticio, que se genera con base en la información que mandan todas las entidades e instituciones con las que tienes relación económica.

¡Muy importante!: el Buró de Crédito ni autoriza ni niega los créditos, simplemente informa, no lo olvides. Por otro lado, así como nadie te manda al Buró, mucho menos habrá quien te borre el historial o te lo modifique. Ten cuidado porque te van a timar, te lo digo con certeza.

Por último, te digo que todos tenemos derecho a pedir un historial crediticio anualmente sin costo alguno y así poder checar, como en la escuela, nuestra calidad de deudores.

Debes saber que hay otros servicios que ofrece el Buró de Crédito. Algunos tienen costo, pero otros son gratuitos. Utilízalos para enterarte, entre otras cosas, de quiénes están pidiendo informes de ti, pues sabiéndolo a tiempo podrías evitar fraudes y, lo que es peor, el robo de identidad.

Que no te espanten con que “ahí viene el Coco”. Ahora ya sabes que estar en el Buró de Crédito es algo normal cuando entramos a la actividad económica y termina (tu preocupación) cuando mueras, aunque tu registro se queda sempiternamente para que no utilicen tu nombre para fechorías.

El problema no es deber… el problema es no pagar.

Recuerda: “No es más rico el que gana más, sino el que sabe gastar”.

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