Más allá de la muerte
Para Mar “Cada minuto que pasa es una oportunidad para cambiarlo todo”. Sofía Serrano – Vanilla Sky (2001) La mayor incógnita de la vida: ¿Qué sucede al llegar al eterno sueño? ¿Hay vida después de fenecer? ¿estamos destinados a reencarnar o sólo a vagar en un limbo? Todos nos hemos hecho esa gran pregunta y […]
Hidalgo NeiraPara Mar
“Cada minuto que pasa
es una oportunidad para cambiarlo
todo”.
Sofía Serrano – Vanilla Sky
(2001)
La mayor incógnita de la vida: ¿Qué sucede al llegar al eterno sueño? ¿Hay vida después de fenecer? ¿estamos destinados a reencarnar o sólo a vagar en un limbo?
Todos nos hemos hecho esa gran pregunta y el arte se encarga constantemente de explorar las posibilidades de lo que pudiera ocurrir en ese estado irremplazable del ser humano, el cine tampoco es la excepción.
Hace 20 años, Más allá de los sueños se adentró a esa idea, donde Robin Williams encarnó a Christopher James “Chris” Nielsen, hombre de ciencia médica que tras morir repentinamente en un accidente automovilístico, su esposa comete suicidio.
Nielsen va en búsqueda ulterior a la vida por su amada y encuentra lo que en teoría podría ser el idílico cielo, pero también una versión de horror del infierno, además como él está muerto, las reglas del tiempo no se aplican en su errante camino; va y viene entre pasado, presente y un futuro alterno a la realidad.
La cinta se basó en el libro del mismo nombre, de Richard Matherson, escrito en 1978. Después de publicar la obra, el autor se dio cuenta que la mayoría de sus lectores perdieron el miedo a morir, esto él lo sintió como un elogio.
El título original en inglés es What dreams may come que es una referencia al soliloquio de Hamlet “Ser o no ser”, específicamente cuando el príncipe danés dice para si mismo: “Morir, dormir, dormir, tal vez soñar; ¡Sí! ahí está el problema, porque en ese sueño de muerte, qué sueños pueden venir”.
Cuando Chris al fin se atreve a aceptar que ya no está en el mundo terrenal y llega a su versión del más allá, se topa con una versión de quien fue su mentor cuando él era residente, Albert Lewis (Cuba Gooding Jr.), que le exclama cuando se encuentran: “La última vez que me viste tenía 63 años y estaba en la sala de cardiología (…) ¿Quién quiere tener 63 años por toda la eternidad?”.
Williams decidió terminar con su vida justo a la misma edad, el 11 de agosto del 2014. Sufría de paranoia y después se diagnosticó que padecía demencia con cuerpos de Lewy, la cual sólo se precisa post mortem.
Todo el dinero del mundo no le hubiera servido al actor, ya que no existe un tratamiento para curar ese mal.
Con la muerte se pone fin a todo lo material, nada se va con nosotros, como al despertar de un sueño, pero las sensaciones se quedan, persisten, sea odio, felicidad, tristeza, entre otras.
Arcade Fire bien lo cuestiona en su canción “Afterlife”, y si el amor se va ¿a dónde se va?
“And you say,
‘Oh, when love is gone
Where does it go?’
And where do we go?
Where do we go?”
¿Hay amor más allá de la muerte?