El panismo entero, pero sobre todo el priismo –en especial el de Los Pinos– se intranquilizaron anoche cuando corrió la versión de que el expresidente Felipe Calderón estaba en suelo mexicano.
Dicen los que saben que el exmandatario habría hecho una escala en la Ciudad de México para desde lo más alto –el piso 51 de la Torre Mayor– presidir un cónclave de sus ejércitos legislativos.
De confirmarse la encerrona estaríamos frente a un abierto desafío del expresidente no solo ante sus correligionarios, sino en especial frente al gobierno de Peña Nieto.
¿Habrá consecuencias?
Alineados con Peña Nieto
Tal y como se esperaba, los perredistas de la “nueva izquierda” se pronunciaron a favor de la Reforma Energética de Enrique Peña Nieto, siempre y cuando no se modifique la Constitución.
Lo que en otras palabras significa un “no” para la privatización de Pemex, pero un “sí” para la inversión nacional y extranjera en el sector petrolero.
“Casualmente”, el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Gerardo Gutiérrez Candiani, delante de Peña Nieto coincidió en todos sus términos con el pronunciamiento de la izquierda.
Lo que en otras palabras significa que todo está ya perfectamente cocinado para sacar adelante la reforma Peña Nieto en sus términos, aunque se insista equivocadamente que el presidente de la República se pronunció en Europa por modificar la Constitución.
En su road show de medios, el hijo del general Cárdenas insistió en que no ve ningún problema en que el Estado mexicano “comparta pérdidas y ganancias” con los inversionistas privados o extranjeros.
Habrá que ver la reacción de Andrés Manuel López Obrador y sus seguidores respecto de esta ingeniosa maroma de la “nueva izquierda”.
Armisticio azul
El exsecretario particular de Calderón, Roberto Gil, dio ayer los primeros pasos para firmar el armisticio del grupo calderonista, que está muy devastado después del ataque maderista al filtrar a la prensa parte de los excesos de Ernesto Cordero.
Los rebeldes calderonistas prometen deponer parcialmente las armas, y mantener una actitud que les permita convivir en paz con la facción maderista en el Senado.