Desde las primeras horas del 17 de mayo la Presidencia de la República sorprendió al subir a sus redes sociales la imagen del Presidente de la República decorado con una bandera de arcoíris, símbolo de la comunidad gay. Pero sorprendió más cuando el propio mandatario propuso que el matrimonio igualitario esté inscrito en la Constitución. Ahora sí que no hay nada que reprocharle al presidente Enrique Peña Nieto, más allá de los discursos de tolerancia y hermandad está la ley, la que se consagra en la Constitución.
La ONU festeja
En el mismo tenor, la Organización de las Naciones Unidas celebró la decisión del presidente de la República, Enrique Peña Nieto, de proponer que el matrimonio igualitario esté en la Constitución del país. La organización internacional reconoció que con esto el gobierno de la República está reconociendo derechos a la igualdad. La oficina de Derechos Humanos de la ONU hizo un llamado al Congreso de la Unión a que se ponga a la altura de la propuesta presidencial. Ojalá que lo hagan, porque, ya sabe, estimado lector, cómo se la gastan nuestros legisladores.
Lengua larga y cola corta
No cabe duda que los temas espinosos suelen mostrarnos tal como somos.
Algo así le pasó a Nancy Sánchez Arredondo, diputada federal del PRI por Baja California, quien dijo que la corrupción ¡está en los genes de los mexicanos! Así, sin más ni más, soltó la frase en Mexicali, cuando pedía que los alcances de las declaraciones 3de3 se hicieran más amplios y fueran obligatorias también para empresarios, periodistas, y toda persona, para que todos sean “cortados por la misma tijera”.
La declaración causaría menos revuelo si no fuera porque Sánchez Arredondo es presidenta del Comité de Administración de la Cámara de Diputados; es decir, la mandamás de los dineros en San Lázaro.
Ahora sí que los priistas del todo el país le pueden decir: “¡No nos ayudes, comadre!”.