“El público conoce la verdad: el mundo es simple. Es miserable, sólido todo el tiempo. Pero si pudieras engañarlos, incluso por un segundo, entonces puedes hacer que duden, y luego … luego debes ver algo bastante especial … ¿realmente no lo sabes? era … la mirada en sus rostros”.
Robert Angier – El Gran truco
(2006)
En el escenario era un bólido de la comedia, chiste tras chiste tras chiste sin parar, una máquina de risa, incontenible, un hombre que sobresalía de toda capacidad humana, que iba adelante de la mente y el pensamiento de su audiencia.
Incluso, sus colegas del humor como David Letterman le tenían pavor, porque sabían que una vez que él estaba ante la concurrencia, no habría nada que pudieran hacer ellos para superarlo.
Robin Williams: Come inside my mind muestra la psique incomprendida del histrión, que acabó con su propia vida tras no encontrar reparo en su cabeza, ya que fue diagnosticado con Parkinson, pero realmente tenía demencia con cuerpos de Lewy, enfermedad que sólo puede ser detectada post mortem y le sumió en una irrecuperable depresión los últimos años de su existencia.
El documental que fue adquirido por HBO en el Festival de Sundance, tras seis funciones agotadas, será transmitido por la señal de cable en Latinoamérica el seis de agosto próximo.
En el filme, la directora Marina Zenovich obtuvo los testimonios de personas cercanas a Willams desde el inicio de su carrera, además de audios de entrevistas que el actor realizó con distintos medios, logrando que gran parte del largometraje sea narrado por el comediante.
Su amigo y escritor de rutinas de stand up, Bennett Tramer, recuerda que el pensamiento de Williams trabajaba a velocidad asombrosa, pero al poner en palabras su excentricidad era una batalla interior que sólo él lidiaba consigo.
En su filmografía temprana el humorista protagonizó Seize the day (1986), película en la que interpreta a un vendedor en la ruina que está desesperado por mantener su vida dañada a flote, pero termina por caer en un colapso nervioso.
Seize the day es “Aprovecha el día”, en español, frase que viene de la locución latina Carpe diem, misma que fue el eje central del discurso que daba el profesor John Keating, personaje que interpretó en La sociedad de los poetas muertos, tres años después.
Pareciera que Williams vivía más allá del Carpe diem, era el hombre del momento en un presente que constantemente se convertía en futuro y ahí escapaba, en su comedia, de los errores del pasado.