Sucedió lo vaticinado, por disposición oficial del Gobierno capitalino, bajo la jefatura de Claudia Sheinbaum, cerraron museos, centros deportivos, teatros y, claro, salas de cine, para evitar la concentración masiva de 50 personas en espacios y así evitar contagios del nuevo coronavirus.
Pero, ¿qué tal la inexistente sana distancia en el transporte público? No hay manera de impedirlo, ¿cierto? Sin embargo, al menos en el cine se mantenía por rigor una separación entre lugares, hasta el domingo pasado, último día que operaron estos inmuebles en la ciudad.
Con esa decisión se afecta a otra industria que está más en peligro, la cinematográfica, que al cierre de la semana pasada reportó números a la baja en sus ingresos de taquilla, siendo apenas la película mexicana Veinteañera, divorciada y fantásticala que recaudó, en primer lugar, 3.8 millones de pesos (MDP) el fin de semana del 20 al 22 de marzo, según datos de la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica (CANACINE).
Para ponerlo en perspectiva, el fin de semana del 6 al 8 del mismo mes, la cinta de pixar, Unidos, obtuvo 57.2 MDP, y mejor ni hablar del 14 al 16 de febrero, donde Sonic: La película amasó 128 MDP. Se podría pensar que esto solo responde a que son producciones orientadas al público infantil, pero no, también las producciones para adultos y adolescentes, llegan a rozar estas cifras en buena temporada.
¿Cómo podremos seguir ayudando a esta industria que seguramente está teniendo pérdidas millonarias ¿La piratería proliferará más en estos momentos, después de las plataformas de streaming? ¿Cuándo volverá la normalidad para los cinéfilos que deseamos acudir a una sala de exhibición?
Debemos recordar que no son sólo los artistas los que dependen de las películas, es también el personal de un complejo de exhibición, desde la persona de limpieza, hasta quien sirve las palomitas, pasando por todos los demás puestos. En la realización cinematográfica hay un sinnúmero de personas, simplemente siéntense un día a ver las “letritas” después de la película.
Por último y a manera de ejercicio audiovisual, hasta el cierre de esta cuarentena forzosa, aquí haré tres recomendaciones semanales: un documental, una serie y una película, que bien podrían ser, algo reciente, algo del pasado o algo de estreno.
Mientras esperamos el regreso a salas para ver Vivos, documental que sigue la indignación de los padres de los normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, podemos dar repaso a lo anterior del artista chino Ai Wei Wei, Human Flow (2017) disponible en Amazon Prime Video, y reflexionar acerca de la crisis de refugiados mundial y evidentemente, la sobrepoblación.
HBOrecién estrenó La conjura contra América, serie distópica basada en el libro homónimo de Philip Roth, ambientada en la época de la Segunda Guerra Mundial en un Estados Unidos alternativo, que es presidido por Charles Lindbergh (en lugar de Franklin D. Roosevelt), quien claramente tiene intenciones antisemitas.
Y, por último, para sacarnos un poco el estrés casero del coronavirus, Netflix tiene La llegada (2016), largometraje de ciencia ficción en el que se plantea que de pronto unas naves extraterrestres se postran en la superficie del planeta, y los seres humanos se las ingenian para querer comunicarse con los tripulantes interestelares.
Tal vez en cine, después de todo, esté ahí para querernos mostrar algo, la vulnerabilidad, lo minúsculo o lo soberbio que pueden llegar a ser los humanos en situaciones fuera de lo ordinario.