Celuloide: El complejo de Gilliam
Dentro de 15 años, los pocos seres humanos que quedarán ya no habitarán en la superficie de la Tierra, ahora vivirán entre las cañerías y en lo subterráneo, debido a que en 1997 se esparció un virus mortal que aniquiló a 5 mil millones de personas. Los pocos sobrevivientes, en su mayoría, se encuentran presos […]
Hidalgo NeiraDentro de 15 años, los pocos seres humanos que quedarán ya no habitarán en la superficie de la Tierra, ahora vivirán entre las cañerías y en lo subterráneo, debido a que en 1997 se esparció un virus mortal que aniquiló a 5 mil millones de personas.
Los pocos sobrevivientes, en su mayoría, se encuentran presos contra su voluntad, además de que son expuestos a experimentos inimaginables; James Cole es uno de ellos, quien después de mostrar lealtad a los proyectos científicos, es asignado a otra fase secreta: es encomendado a viajar al pasado, para detener el esparcimiento de esta enfermedad mortal.
El objetivo es llegar con el grupo insurrecto autodenominado 12 monos, el cual se cree es altamente peligroso y se encargó de crear esta pandemia letal, pero Cole es enviado erróneamente hasta 1990, cuando todavía la presunta asociación delictiva no existe, por lo que es tachado de demente y confinado a una institución mental, para ser tratado por la psiquiatra Kathryn Railly.
Con los saltos de tiempo, Cole se confunde entre si desea permanecer en el 2035, o si ahora quiere quedarse junto a Railly, quien primero duda del viajero, pero después termina por creer que sí viene del futuro.
En momentos de caos, incertidumbre y, claro, coronavirus, pareciera que el cineasta Terry Gilliam supo vislumbrar hace 25 años, cuando iniciaba la filmación de 12 monos, que el mundo como lo conocemos podría acabarse, por lo que ahora más que nunca es vigente esta visión de ciencia ficción oscura.
Gilliam logró este filme con un guión magistral del matrimonio David y Janet Peoples, quienes por encargo de Universal Pictures escribieron el libreto inspirados en el cortometraje francés La jetée (1962), de Chris Marker, además de tener el talento actoral de Bruce Willis para interpretar a Cole, Madeleine Stowe como Railly y un Brad Pitt en ascenso en el rol secundario de Jeffrey Goines, el cual le valió una nominación en los premios Oscar.
La cinta toma en parte el complejo de Cassandra, sacerdotiza de Apolo, quien le concede el don de ser profeta, a cambio de ser su amante, pero ella se niega, por lo que este dios griego del Sol, en venganza, hace que nadie crea en las predicciones que ella hace, cayendo en frustración y desesperación.
Cole es condenado por querer avisar de la plaga catastrófica, cuando todavía no sucede, pero poco a poco se propaga el padecimiento por Filadelfia, San Francisco, Nueva Orleans, Rio de Janeiro, Roma, Kinshasa, Karachi, Bangkok y al último Pekín.
Curiosamente, en la ficción de Gilliam, el virus llega hasta el final a China, pero habría que ver, si en lo demás el locuaz realizador supo predecir en cine, lo que ahora ocurre 25 años después poco a poco en la realidad, y trae de cabeza al planeta con 81 mil infectados y con un caso ya confirmado en Latinoamérica de coronavirus.