Pasamos del apocalipsis a la distopía todo en un solo año, y para nada es la ficción, esto ocurre en plena realidad, y la verdad es que además de decepcionarme me tiene, por decir lo menos, encabronado, no por la atmósfera que sucede, sino por el tipo de autoridades que tenemos en México.
Describí lo que es la experiencia de ir al cine, pero también hay otra cara de la moneda, llegar a las salas es además un reto, porque al igual que miles de ustedes, soy un peatón más, transito, camino y ando en los mismos medios de transporte, por lo que me toca observar el día a día de los ciudadanos de a pie.
Al intentar llegar a Cinépolis Plaza Universidad el lunes pasado, un retén de policías (no tránsitos) detuvo al camión que nos transportaba por Avenida Universidad, éstos, alzando la voz, amedrentaron al chofer de la unidad y después pidieron que solo los hombres bajáramos del transporte.
Cuestioné al uniformado de qué se trataba esto, él daba por hecho que yo bajaría del transporte, por lo que al principio no supo explicarse, hasta que alegó que era una dinámica de “Pasajero seguro”. Pude haber alegado y ostentar mi cargo en un medio, pero decidí seguirle la corriente.
La situación duró segundos, bajé del camión, y ahí nos esperaban más oficiales, los que PARA NADA cuidaron los protocolos sanitarios. ¿A qué me refiero? A que directamente sin previo uso de gel antibacterial, se atrevieron a cachearnos, esto es DENIGRANTE.
Se supone que se hace un llamado URGENTE a que vayamos a salas de cine, y en la alcaldía Benito Juárez se amedrenta de esta manera. Repruebo estos retenes y hago un señalamiento a la Secretaría de Seguridad Ciudadana (de ciudadana ¡no tienen nada!) a que estos filtros sean evaluados y hechos conforme a derecho, con detectores de metales y por igual a hombres y mujeres.