Los números no mienten, y lo que apunta a ser un mecanismo boyante para el cine en México se respalda con las cifras arrojadas por la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica (Canacine), en respecto a lo recogido en taquilla en el primer semestre de 2019.
En la información publicada el 16 de julio, la Canacine indica que estos primeros seis meses del año se “tuvo el mejor desempeño en asistencia y taquilla en toda la historia de la industria cinematográfica mexicana”, ya que se reportaron 185 millones de entradas vendidas en los complejos de exhibición nacionales, con un 12 por ciento de incremento en comparación con el mismo periodo, pero de 2018.
Además, se tiene registro de un aumento del 58 por ciento en la asistencia en producciones mexicanas, siendo No manches Frida 2 y Mirreyes vs. Godines las cintas que mayor dinero sumaron con 329 millones de pesos (MDP) y 238 MDP, respectivamente.
Sin embargo, quienes acudimos a una sala de cine en el país seguimos siendo un rubro selecto, ya que la economía es desfavorable para la mayoría de los mexicanos, porque aspirar a este entretenimiento es casi imposible.
“Somos 130 millones de personas en este país, de las cuales al cine van 30 millones, sólo a ver películas mexicanas– entonces no hemos podido democratizar el cine, no tanto en los contenidos, sino en que la gente pueda ir al cine, pero eso no es un problema de la industria, es un problema de la economía nacional”, declaró el productor Ramiro Ruiz, en reciente entrevista con Reporte Índigo.
Según datos del Anuario Estadístico de cine mexicano 2018, publicado por el Instituto Mexicano de Cinematografía, 320 millones de asistentes acudieron a salas el año pasado, pero esta cifra resulta engañosa, ya que esto no es igual a habitantes.
En el Anuario se precisa que el promedio por asistencia anual por habitante en México es de 2.8, además de que el promedio del costo del boleto roza los 50 pesos; sin embargo, en los complejos como Cinépolis o Cinemex de la Ciudad de México y las principales urbes del país, la entrada sube por mucho este costo.
En México se consume cine, pero sigue siendo un entretenimiento caro, sobre todo para un bolsillo familiar, que solamente en la taquilla de cuatro personas, el gasto podría rondar los 300 pesos, más el consumo que hagan en dulcería.
La actual economía que vive la nación deja pensando sobre cómo el acudir al cine es cada vez más un privilegio, en lugar de un beneficio cultural. Ahora falta ver, si es que se pueden seguir sosteniendo y costeando esta diversión, quienes ya están habituados a ver cintas en la pantalla grande.