Cuando ya se ha visto todo en las pantallas del siglo XXI, cuando las ideas se han gastado y sólo queda el refrito, la copia de la copia o el reboot en las franquicias hollywoodenses, también hay pequeños guiños que merecen un aplauso por adaptar con buen gusto productos con los que se sienten identificados una generación de fanáticos de la ciencia ficción.
Ver “La vigilante del futuro: Ghost in the Shell” (2017) deja precisamente ese halo de respeto entre quienes crecieron leyendo el manga de Masamune Shirow o viendo el anime de Mamoru Oshii, ya que la cinta es fiel al universo propuesto por los japoneses: un mundo distópico cyberpunk donde la tecnología ya deshumaniza a las personas de este planeta.
Y es que el director Rupert Sanders se rodeó de creativos que le ayudaron a hacer una producción rica visualmente, con un diseño sonoro acorde a la ficción, más un reparto selecto liderado por Scarlett Johansson.
Muchos dirán ¿Y “Ghost in the Shell” qué? Pues para todos ellos sólo queda decirles que esta historia es la madre de más historias en la ciencia ficción contemporánea.
Para la cinta a estrenarse el día de mañana, simplemente como ejemplo, el compositor Clint Mansell tomó la pieza escrita por Kenji Kawai para el anime de 1995 y utilizarla de manera solemne como tributo.
Los efectos visuales sorprenden por emular el estilo de “The Matrix” (1999), el grupo encargado de hacer los gráficos fue el estudio Weta Workshop, que bajita la mano ha ganado cinco premios Oscar por su creatividad e ingenio, así que el público se puede dar una idea de lo que le espera.
La película no es una copia idéntica ni al manga ni al anime, pero si rescata los mejores elementos de ambos aderezados de secuencias de acción y balazos que se requieren a cuadro para ese futuro exacerbado de tecnología.
Para los amantes del Sci-Fi es obligado repasar el manga y el anime antes de su visualización, como dato curioso, en la cinta animada de 1995 se utilizan tres piezas musicales de Passengers, el ensamble que tuvo la agrupación U2 junto a Brian Eno y desembocó en el álbum “Original Soundtracks 1” del mismo año.
Tal vez este no sea un suceso en la cinematografía que marque la historia, pero si se respira el honor con el que se hizo un filme que no esta forzado a hacerse franquicia a calzador, evidentemente su final es abierto, por si se decide continuar, pero no presenta un puente obligado al clásico “aún hay más”.
“La vigilante del futuro: Ghost in the Shell” necesita verse por su calidad de manufactura, pero sobretodo por la oda hacia la historia nipona original, que hasta la fecha sigue inspirando a más producciones literarias y fílmicas en el campo de la ciencia ficción.