Con toda medida y proporción guardada, aunque no tenga el mismo ritmo, contenido filosófico, duración, entre otras características, “Dunkerque” es el “Apocalipsis ahora” (1979) de nuestros tiempos.
Me explico. Christopher Nolan apostó por algo único: rodar casi en su totalidad con cámaras IMAX una historia particular de la Segunda Guerra Mundial y el resultado es avasallador, en todos los sentidos.
El proyecto estuvo macerándose en el pensamiento del cineasta inglés durante 25 años antes de poder ser realizado y el realizador estuvo consciente de que lo dejaría reposar hasta tener experiencia suficiente como para poderlo filmar en gran escala.
La intención de Nolan al usar el equipo de gran formato de película era meter al espectador a Dunkerque y llevarlo al momento en el que miles de soldados Aliados necesitaban ser evacuados de la playa francesa que se encontraba sitiada por las tropas del Eje.
“Mi filme no es una película, mi filme no es acerca de Vietnam, es Vietnam”, fue lo que dijo Francis Ford Coppola a la prensa al presentar “Apocalipsis ahora” en Cannes, cinta que tardó 10 años en producirse desde que se realizó el guión.
En su momento la visión de Coppola fue criticada, incomprendida, apabullada por los medios y aun así el festival de la Riviera Francesa le otorgó la Palma de Oro y hoy es recordada como una cinta de culto que marcó una generación y es una referencia obligada del cine bélico.
“Dunkerque” llama la atención de las adolescentes, no por su interés en la guerra ni en la cinematografía, sino por la participación de Harry Styles, el integrante de la boy band One Direction. Más de una va a suspirar cuando vea al actor en acción.
El largometraje militar de Nolan está considerado como uno de los mejores jamás hecho, ya recuperó su inversión en taquilla y es aplaudido por su dirección, cinefotografía, musicalización y diseño sonoro, estos últimos dos marcando un compás perfecto durante sus 106 minutos de duración.
Coppola hizo época con la producción que adaptó “El corazón de las tinieblas” de Joseph Conrad a los horrores de Vietnam, basta recordar la entrada del filme en la que se ve el bombardeo de la selva asiática con napalm, mientras se escuchan las hélices de helicópteros sobrevolando y la canción “The end”, interpretada por The Doors.
Walter Murch ganó el Oscar a Mejor Sonido por esa secuencia en la que después conocemos al Capitán Willard, abatido en su cama mientras el sonido de las hélices se fusiona visualmente con el de las aspas de un abanico en su cuarto de Saigón.
“Dunkerque” es el nuevo “Apocalipsis ahora”, solo falta esperar con cuántas preseas se irá el siguiente año.