¿Cómo tomas decisiones?

Definitivamente en la vida y muy en particular en el ámbito financiero, vale la pena hacer un pequeño análisis de cómo tomamos las decisiones que, desde las más sencillas hasta las más complejas, inciden en forma directa en nuestro bolsillo. Así podemos empezar, de arriba para abajo, con gente que decide con la cabeza; pareciera […]

Definitivamente en la vida y muy en particular en el ámbito financiero, vale la pena hacer un pequeño análisis de cómo tomamos las decisiones que, desde las más sencillas hasta las más complejas, inciden en forma directa en nuestro bolsillo.

Así podemos empezar, de arriba para abajo, con gente que decide con la cabeza; pareciera que es lo mejor, pero tratándose de dinero no lo es siempre debido a que normalmente estas personas piensan tanto el qué hacer que terminan no haciendo, y pueden caer en ser “codos”, “avaros”, “cuenta chiles”, “muertos de hambre”, etcétera, y lo más importante es que no se darán el tiempo de disfrutar la vida, todo por no gastar o hacerlo de manera muy limitada.

Bajando por la anatomía humana nos encontramos con el corazón. Estos individuos gustan de disfrutar la vida (muchas veces en exceso) y son los típicos que dicen: “donde comen tres comen setecientos…” o con todo respeto, “no te preocupes, Dios proveerá…”, olvidando que la divinidad se ocupa de asuntos mucho más importantes que atender los problemas de mi cartera.

Claramente la respuesta correcta es combinar estos dos órganos, corazón y cerebro. El primero es para gozar de la vida y el segundo para poner límites a la fruición. Como dice la sabiduría popular: “Ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre”.

Descendiendo un poco más nos encontramos con las vísceras. De sobra está decir que quienes deciden con las tripas normalmente se equivocan rotundamente y cometen errores financieros que les acabarán costando grandes cantidades de dinero.

Siguiendo con la ruta nos encontramos con los que deciden hormonalmente ¿Cómo explicarlo? Creo que no es necesario.

Y finalmente, como sostén del cuerpo se encuentran los pies. En el bajo mundo se dice que “no pienses con las patas porque la vas a regar” y estoy totalmente de acuerdo con dicha expresión

Hasta aquí el recorrido en el cómo tomar decisiones. Lo importante es tratar de identificar qué estamos haciendo para poder corregir el camino; nunca es tarde. Pensemos que la vida por definición es intrincada y que trae su carga de problemas desde el nacimiento por lo que debemos de buscar la fórmula ideal que me ayude a no complicarla más con errores financieros que pueden impactar nuestra existencia de manera muy severa.

Aprende a decidir y hazlo siempre con plena Con-Ciencia Financiera.

Recuerda, “No es más rico el que gana más, sino el que sabe gastar”.

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